sábado, 21 de septiembre de 2013

El manantial de la doncella (1960) de Ingmar Bergman


El rey Töre (Max Von Sydow) y su hija Karin (Birgitta Pettersson)
Muchos de los que despotrican contra el emblemático y perturbador film de Wes Craven "La última casa a la izquierda" es en numerosas oscasiones, a consecuencia de que Craven se atrevió a hacer una especie de remake (por llamarlo de una forma) de esta película del intocable y sobrevaloradísimo Ingmar Bergman, autor de truños como puños, filmes soberanamente aburridos que los críticos e intelectualillos de cine suelen elogiar hasta límites insospechados. No tengo reparo en decirlo, he visto varios filmes de Bergman ("El séptimo sello", "Los comulgantes",...) y prácticamente todos me han parecido un soberano coñazo. Bueno, no es el caso de esta bonita película, "El manantial de la doncella" de veras me ha convencido. Es verdad que mi interés por ella se despertó porque sabía que había sido la inspiración de "La última casa a la izquierda", película que me encantó por el impacto tan desgarrador que me produjo, así que por ello tenía la curiosidad de ver cómo era la obra de la que tan gran clásico surgió.

Ingrid (Gunnel Lindblom) le tiene tirria a la joven Karin

Los cabrones pervertidos
Por supuesto ésta no me produjo, para nada el impacto que la película de Craven, pero obviamente me figuro que no eran ésas las intenciones del director. En su estilo Bergman, acerca todo a una vertiente muy espiritual y sofisticadamente artístico (no tan underground). Pasando de todo ese rollo connotativo, me atrevo a señalar un mérito mucho más importante atribuible a esta película y que no he visto a nadie comentarlo, es que podríamos estar ante los inicios del género "exploitation" que tan popular sería en la siguiente década y que se convertiría en algo así como la Biblia para directores actuales como Tarantino. Este subgénero se caracteriza en términos generales por la venganza justificable de una o varias personas contra un grupo de desalmados que les han tocado los huevos o les han dado donde más les duelen. "La última casa a la izquierda" fue la que propiamente dicho, creó o instauró en cierta manera la moda de este tipo de filmes, y resulta muy curioso ver cómo ya, primigeniamente, se comenzó a apuntar maneras allá por 1960, aunque claro está que ésas no eran las intenciones del refinadísimo de Bergman que seguro que lo que quería era arrastrar a un grupo de intelectuales al cine para que se replanteasen su fe e historias así.

Este depravado empieza a dar muestras de sus perversas intenciones

Padre y madre preocupados ante la tardanza de su hija
Si disfruté en mayor o menor medida del visionado de "El manantial de la doncella", es porque me gustan mucho las historias de venganzas como la que plantea su argumento, porque además me pareció muy valiente tratar un tema como una violación en aquella época (y tratarlo de forma poco hiriente para la sensibilidad del espectador tiene mucho mérito), aparte de que además el film tiene una corrección técnica fascinante (preciosa fotografía, excelentes vestuario y dirección artística y una bonita banda sonora). No diría que es la mejor de su director, francamente diría que es la única de Bergman que como se dice resumiendo, me ha gustado. Al menos la acabé de ver sin que me entrara el sueño. A destacar a ese sensacional actor que es Max von Sydow, antes de convertirse en el exorcista más popular de todos los tiempos, que se instauró como un total antecedente de Charles Bronson, como furioso padre vengador de su hija. Aún así, me digan lo que me digan, me gusta más "La última casa a la izquierda", soy infinitamente más pro-Wes Craven que pro-Ingmar Bergman, por mucho que se glorifique a uno y se desprestigie al otro.

Los padres encuentran a su hijita muerta

*MI MOMENTO FAVORITO: por supuesto, el momento de la venganza final que llevará a cabo el enfurecido Töre (Max Von Sydow), contra los asesinos de su hija.

Töre a punto de rematar a uno de los asesinos de su hija

No hay comentarios:

Publicar un comentario