martes, 8 de octubre de 2013

Un americano en París (1951) de Vincente Minnelli



El pintor americano Jerry Mulligan (Gene Kelly)
Bueno, yo no soy muy amigo de los musicales, de hecho creo que podría contar con los dedos de una mano, las películas de este género que me han llegado a gustar, pero es que la película que voy a comentar tiene tela y de la mala. "Un americano en París" es un musical, para todo aquél que no la conozca creo que lo puede deducir fácilmente viendo simplemente la carátula y para aquél más avispado en temas de cine, también podrá asimilarlo al leer el nombre de Gene Kelly, como cabeza de cartel. Gene Kelly fue un mítico actor, bailarín y coreógrafo (también llegó a dirigir pelis), cuyo máximo apogeo lo alcanzó al protagonizar esa inmortal escena de él en un callejón con un paraguas cantando bajo la lluvia en "Cantando bajo la lluvia" (curiosa redundancia). Pues bien, debido a su facilidad para realizar elegantes bailes con una exquisita soltura, no podía ser de otra manera, destacó en el género musical entre finales de los cuarenta, hasta más o menos principios de los sesenta (y digo más o menos), aunque su década de apogeo fue propiamente, los cincuenta, entre cuya filmografía destaca, aparte de la multifamosa "Cantando bajo la lluvia", ésta que nos ocupa. 

Jerry cantando con los coleguitas

Cuando no canta ni baila, Jerry pinta
¿Que puedo decir de "Un americano en París"? Pues no me voy a andar por las ramas, es un soberano coñazo. Los musicales en general (salvo excepciones), me suelen parecen bastante intragables, cansinos y ñoños, pero es que éste concretamente, se lleva la palma en todos estos atributos negativos. La historia importa un bledo, nos cuenta las peripecias (por decirlo de alguna manera) de un pintor (Gene Kelly) que se trata de ganar la vida en París. Queda con unos coleguitas, cantan unas cancioncitas, tocan el piano y se va a pintar otra vez. De pronto un día, a una ricachona (Nina Foch) le molan sus cuadros y se decide a ayudarlo con su carrera. Y entonces el pintor llegará a la situación de tener que decidirse entre hacerse de oro gracias a su arte o renunciar a todo por el amor de una jovencita (Leslie Caron). Ya os podéis imaginar como acaba la cosa, debido al tono tan extremadamente ñoño, pasteloso y repugnante que presenta la película. Bueno, si bien la historia no tiene nada de especial, ni es llamativa, ni es interesante a grandes rasgos, sumarle interminables números musicales llenos de piruetas y coloristas trajes de can-can (que estamos en París hombre). 

La srta. Roberts (Nina Foch) quiere ayudar a Jerry a promocionar su arte

Comienza media hora de insufribles e interminables bailes
A mí la película se me hizo interminable, aburridísima. Por otro lado, las interpretaciones me parecen, en líneas generales, espantosas (sí, la de Kelly también, bailar bailaba muy bien, pero en cuanto a actuar, no andaba tan acertado, al menos en este film). Pero ahora llega el colmo de los colmos. Este soberano ladrillo se hizo con el Oscar a la mejor película ese año y no sólo eso, también con todos los premios atribuibles a fotografía, decoración, vestuario, etc (en color, ya que durante los cincuenta y sesenta se repartía estos premios en el apartado de color y blanco y negro). La verdad, es que es algo que, como cinéfilo, me revienta bastante, puesto que este tostón competía con películas infinitamente superiores e imperecederas, como por ejemplo "Un lugar en el sol" o la magna "Quo Vadis". Y hablando de esta última, a esa épica aventura de romanos, la dejaron sin un solo Oscar y más injustamente sin los correspondientes a los que ya he nombrado de "decoración", "vestuario", etc. Y es que echad un vistazo a la portentosa puesta en escena que posee "Quo Vadis" que hasta a día de hoy sigue impresionando y luego mirad los ridículos escenarios de cartón pintados que aparecen en este rancio esperpento, por poner un ejemplo y podréis juzgar desde vuestras perspectivas cual, siendo francos, era más digna de semejante reconocimiento. Ya no hablemos de su calidad como película. Pero bueno, como siempre digo, yo hablo desde mi perspectiva personal y las opiniones de cada uno son igual de válidas. 

Jerry y Lise (Leslie Caron) desprenden menos pasión que los de "Crepúsculo"

Eso sí, el baile que no falte ¡qué hartera!
En fin, comentar que este film le otorgó fama al reputado director, Vincente Minnelli (quien acabaría casándose con Judy Garland, de cuyo amor fue fruto la futura "cabaretera" Liza Minelli) y el debut a una joven actriz francesa, Leslie Caron, protagonista de otro sobrevalorídimo y reconocido musical llamado "Gigi" (dirigido además por Minnelli también). Por lo demás, ya lo digo bien clarito, "Un americano en París" me parece un coñazo absoluto, un film inaguantable, digno de merecerse un premio todo aquél que consiga terminar de verlo con aguante y esmero. Sus últimos veinte minutos me hicieron descubrir una nueva definición del aburrimiento. Recomiendo mil veces más por ejemplo, "Cantando bajo la lluvia", por lo menos (aún siendo también un poco aburrida) posee algún fragmento bastante divertido; pero esto, nada de nada, es un mojón, ¡un despercidio de Oscar!

Una infamia considerar mejores esta porquería de decorados que la
magnífica y deslumbrante puesta en escena de "Quo Vadis"

No hay comentarios:

Publicar un comentario