sábado, 1 de marzo de 2014

La reina de las vampiras (1967) de Jean Rollin



Cuatro vampiritas de paseo
Una grandísima mierda de película (bueno, si es que se la puede tener en consideración como tal). Esta insufrible rareza visual resultó ser el primer largometraje (¡vaya por Dios!), de un realizador francés muy kitsch él, llamado Jean Rollin. El señor Rollin se ganó un cierto huequecito dentro del género de terror, incluso adeptos a su cine (de todo tiene que haber), por su inminente vinculación en el terreno de los vampiros. Prácticamente durante toda su carrera, Jean Rollin, realizó films (muy experimentales ellos, por así llamarlos), acerca de vampiros (o mejor dicho vampiras, y con poca ropa si es posible, o sin ella directamente). Este señor además aunó dicha temática con abundante dosis de erotismo, lo que por ende, teniendo en cuenta que sus inicios se produjeron a finales de los sesenta, llamó ciertamente la atención. Eso fue lo que le dio la oportunidad de seguir atormentando al público con engendros fílmicos, de nulo interés narrativo. 

Esta tipa dándose un bañito en la playita

La ridícula reina de las vampiras
Esta película, en algunos sitios conocida como "La reina de las vampiras" y en otros como "La violación de la vampira" (¡toma ya!), iba a ser un mediometraje de una media hora. No obstante, por razones ajenas a mi conocimiento, el señor Rollin, consiguió más financiación para alargar la historia y convertirla en un largo (de una inaguantable hora y media), de ahí que la película esté divida en dos capítulos y que el primero y el segundo no tengan prácticamente ninguna relación, y mucho menos sentido se se los tiene en cuenta como parte de un mismo pack. Inicialmente se muestra a cuatro chavalucas, muy guapas y muy buenorras, encerradas en un castillo porque creen que son vampiras. Las pobres están sometidas a la superstición del grupo de paletos de un pueblo cercano, que las violan si tienen la ocasión si a alguna se les ocurre asomar la cabeza fuera del castillo, y a la opresión de un viejo verde que les come el tarro y ellas luego le comen otra cosa. A todo esto llegan tres tíos (dos hombres y una mujer, la cual pierde la ropa con extrema facilidad y sin ningún sentido), que intentan salvarlas y convecerlas de que no son vampiras, ya que por lo visto, no lo son, son humanas normales sólo que condicionadas falsamente. 

Dándole un paseito a la reina de las vampiras

Un prodigio de decoración
Pero a todo esto, llega la segunda parte del film y hace su aparición un clan de subnormales, servidores de las fuerzas del Mal, que están a disposicion de la reina de las vampiras, una tipeja ridícula y espantosa que se encarga de convertir a todo el mundo en vampiros, mediante no sé qué mierdas de experimentos. El resultado es un esperpento que de verdad, puede dañar la salud mental y desde luego atenta contra todo atisbo de aburrimiento. La película es un despropósito en todo, desde el punto de vista visual es abominable (todo muy amateur y muy curcio), en lo referente al argumento algo casi delictivo, todo un sinsentido que pretende ser "artístico" haciendo uso de un surrealismo intencionado, pero que no es más que una lamentable concatenación de escenas ridículas. El sopor está servido, esta mierda eso sólo apta para verdaderos masocas capaces de tragarse cualquier cagarro infame. Con el tiempo no obstante, como ya he dicho, Jean Rollin se hizo un nombre dentro del cine fantástico y de terror (y erótico también, por supuesto), muy a la par de otro "artista" muy acorde a su estilo, el español Jesús Franco, los cuales pueden haberse ido al otro barrio, orgullosos del universo fílmico que han creado.

Ésta está desquiciada, como todos en esta mierda de película

No hay comentarios:

Publicar un comentario