miércoles, 2 de abril de 2014

Conquistaron el mundo (1956) de Roger Corman



El científico Tom Anderson (Lee Van Cleef)
¡Menuda panzada de risas se puede echar uno con esta peliculita! Eran los cincuenta y los films sobre invasiones extraterrestres inundaban las pantallas, era un tema que estaba a la orden del día y en su justa medida fascinaba a los espectadores. Así que Roger Corman (antes de ponerse a adaptar historias de Edgar Allan Poe), experto creador de joyitas más baratas que un anillo de los chinos, se apuntó al carro y nos deleitó con un espectáculo como éste. A ver, siendo justos con el señor Corman, no se le podía pedir demasiada espectacularidad a sus films rodados en cinco o seis días y con unos presupuestos irrisorios, con los cuales hoy en día ni el más avispado de los realizadores sería capaz de montar ni una simple escena de cinco minutos. Corman era un tío audaz rodando, eso es innegable, por lo menos demostró la suficiente capacidad de componer un largo visionable (aunque de calidad nula, para que nos vamos a engañar, repito no se le podía reprochar teniendo en cuenta sus medios) con escasos recursos. 

Anderson y su colega, el prota, Paul Nelson (Peter Graves)

Bonito laboratorio de "cartón"
"Conquistaron el mundo" es la adaptación muy pero que muy libre de la famosa novela de ciencia ficción "Puppet Masters" (Amos de títeres) de Robert Heinlein (eso sí, no aparecerá reflejado en ningún sitio, por eso de evitarse pagar derechos de autor supongo), que también ha servido de inspiración a múltiples films de ciencia ficción, no sólo de la propia década, sino de otras posteriores. El film nos cuenta como un científico, muy avispado él, Tom Anderson (el futuro villano del spaghetti western por excelencia, Lee Van Cleef), consigue traer en una especie de satélite (o algo que se le parece al menos) a la Tierra un siniestro ser, con la cabeza apepinada, procedente de Venus, que es capaz de controlar su voluntad y la de los habitantes humanos de una localidad cercana (americana, ¡como no!), lo que por supuesto, acabará suponiendo una peligrosa amenaza para los terrícolas. Los encargados de pararle los pies al extraterrestre, serán otro científico colega de Anderson, Paul (Peter Graves), y su propia esposa, Claire (Beverly Garland), quienes acabarán enfrentándose con el invasor cara a cara, en un hilarante y irremediablemente cómico combate. 

El pepino de Venus

Bichos voladores con los que el invasor controla las mentes humanas
Bueno, ¿qué palabras meritorias concederle a "Conquistaron el mundo"? Pues la verdad, objetivamente hablando, estamos ante un producto ultra-cutre en extremo, o sea que sus carencias son visiblemente apreciables. El diseño de producción es de ínfima calidad, el guión es bueno, simplón, tampoco se distancia mucho del esquema representativo de otros films de ciencia ficción de la época, en el que se dejaba muy marcado ese mensaje anticomunista tan latente en ese momento, realizando una clara metáfora entre los invasores y su control mental y la amenaza "roja" que se vertía sobre América como una plaga (¡madre mía que connotaciones más peligrosas representaba el ser comunista!). Aunque por supuesto, la peor parte se la llevan sus efectos especiales, los cuales reflejan un nivel de patetismo inconmensurable. Mención especial merece el diseño del monstruo alienígena, y es que estoy convencido de que no habrá una sola persona que no se parta la caja con sólo mirarlo. El supuesto invasor, como ya he mencionado antes, es una especie de pepino gigante, con una especie de tentaculitos de goma y unos dientes estilo jabalí, que resulta inevitablemente gracioso. Canta a la legua que dicho disfraz no debió de costarles más de 50 centavos, y el ver sus movimientos y observar las caras de los actores intentando verse intimidados por semejante cochambra, no tiene precio. 

¡Qué pocas luces! La mujer de Anderson (Beverly Garland)
se va sola, con una escopeta, a matar al monstruo invasor...

...y claro está, será atacada
Así mismo, el film nos reserva situaciones demenciales, como ésa en la que la prota femenina se adentra en una cueva, donde se encuentra escondido el monstruo y lo intenta matar con una simple escopeta, dejando muy claro que no tenía muchas luces la pobre (y es que lamentablemente, los cincuenta no se caracterizó por ser una época de heroínas avispadas e inteligentes, habría que esperar un tiempecito para que hiciesen su aparición Ripley o Laurie Strode, entre otras) Eso sí, igualmente cómico es el momento en el que Lee Van Cleef (por cierto no hay quien le quite la cara de malo a este señor, aún haciendo de bueno), hace acto de presencia para eliminar también al invasor, con un soplete (sí, sí, con un soplete). Viendo esto uno se dice así mismo: "¿hola, esto va en serio?, ¿es una broma?". Detalles como éstos aparte, y dejando de lado sus dobles lecturas de profundo patriotismo americano que tanto repudia la peña, yo creo que es una película muy disfrutable (porque seamos francos, reírse uno, se ríe un cacho), al menos por todo aquel adorador de la ciencia ficción de los cincuenta; eso sí, dejando muy claro que no es un film para tomárselo en serio, y si eso es lo que pretendías, apaga y vámonos. En fin, yo me divertí lo mío y al fin y al cabo, dura poco más de una hora, dentro de lo casposo del momento, resulta hasta entrañable. 

En cambio, Anderson prefiere un soplete como arma, ¡toma ya!

*MI MOMENTO FAVORITO: el graciosísimo clímax final, ver a un puñado de soldados disparando contra el monstruo de goma, es verdaderamente hilarante, así que las risas están aseguradas. 

''De verdad, venir de Venus para ser tratado así...''

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