domingo, 27 de abril de 2014

Cortocircuito (1986) de John Badham



El robot Nº5, un auténtico crack
¡Qué película más maravillosa! De verdad, maravillosa, maravillosa, maravillosa. Podría pasarme toda el comentario dedicándole alabanzas a esta joya y no me acercaría lo más mínimo a expresar con palabras lo grandiosa que me parece y lo fascinante que siempre me ha resultado. Por supuesto pululan por ahí un gran número de puristas intelectuales que señalan que esta película es absurda. ¿Absurda comparada con qué?, me pregunto yo. Lo que pasa, es lo de siempre (es una apreciación personal, pero creo que efectiva), cuando uno va de culto y de gustos muy refinados, en un gran número de ocasiones acaba matando su lado afectivo (o al menos disimulándolo al extremo). ¿Qué ocurre con "Cortocircuito"? Que es una película para ver con el corazón, no con el intelecto. Para mí, los ochenta sigue siendo a día de hoy, la década más emotiva que hay, debido a que surgieron una serie de joyas espectaculares, destinadas al mero disfrute del público, con historias ingenuas, tal vez, pero muy efectivas en algo fundamental, conseguir enganchar al espectador, emocionarle y lo más importante que, el recuerdo de estas películas quede tan grabado en su memoria (y en su corazoncito), que se haga imborrable (véase películas como "E.T.", "Gremlins", "Los Goonies", "Regreso al futuro", o ésta misma). 

Nº5 cobrando vida a través de un cortocircuito

Stephanie (Ally Sheedy) dándose cuenta de la inteligencia del robot
Eso es algo que el cine actual, muy rara vez consigue, algo (a lo que yo denomino la magia de los ochenta en resumidas cuentas) se ha esfumado, se ha perdido, ¿por qué las pelis de hoy en día resultan tan flojas a la hora de sacar los sentimientos de los espectadores a flor de piel?, ¿se ha podrido la capacidad de los realizadores actuales para sorprender?, ¿por qué los blockbusters de hoy en día resultan tan rancios, tan descafeinados, tan carentes de alma? Pues bueno, "Cortocircuito" podrá ser todo lo que los snobs culturetas puedan denominarla (boba, estúpida, absurda, bla bla bla); para mí (y me consta que para muchos otros, una generación que creció viéndola, sin ir más lejos) es una película súper, súper entrañable. Nos cuenta la historia de un robot denominado Nº5, desarrollado por el ejército, como arma destructora para el combate, que sufre un cortocircuito (de ahí el título), como consecuencia del cual, cobra vida. El robot no sólo se volverá independiente en cuanto a sus movimientos, sino que además desarrolla capacidad de razonar, de cuestionarse cosas y de aprender. 

El ejército a la caza del robot

Stephanie y Newton (Steve Guttenberg) harán buenas migas
Esto no será visto con buenos ojos, por los militares, que lo perseguirán para destruirlo, sin tener en cuenta que el artefacto ya no sólo es un conjunto de cables y metal, sino que tiene un corazoncito. Menos mal que los dos protas tan enrollados, Stephanie (Ally Sheedy, un rostro muy común en los ochenta) y Newton (Steve Guttenberg, el inolvidable Mahoney de "Loca academia de policía"), se darán cuenta de las verdaderas habilidades del robot e intentarán protegerlo por todos los medios. En fin, puede que mis palabras suenen a rancias, para alguien que no ha sentido emociones similares a las que describo, provocadas directamente por esos emocionantes films ochenteros, pero quien haya experimentado esta sensación, seguro que me comprende perfectamente. "Cortocircuito" para mí es una película admirable, casi mágica. Técnicamente me parece sumamente correcta, bien filmada, interpretada y con efectos súper chulos; pero no sólo puedo valorarla en base a estos aspectos, porque es lo que me transmite al verla lo que me hace considerarla tan especial. 

Newton corroborando el raciocinio de Nº5

El simpático Ben Jabituya (Fisher Stevens), el cual
habla igual que Apu el de "Los Simpsons"
Repito, esto sólo podrá entenderlo un auténtico nostálgico de los ochenta y con toda seguridad, alguien que para él haya supuesto un film importante para su desarrollo. Pero además, cuenta con un mensaje valiosísimo, esa crítica inherente hacia el ser humano que pretende destruir todo lo que no comprende viéndolo como una amenaza, en lugar de intentar aprender de ello (véase aquí el ejemplo del robot). Por supuesto, mención aparte merece el auténtico protagonista de la cinta, el propio Nº5, un ser de metal que tiene la prodigiosa facultad de hacer que te olvides de que no es un actor más, porque francamente las veces que la he visto, me he olvidado de que no es un ser vivo de verdad. Su diseño, su sentido del humor perspicaz, los fantásticos efectos artesanales con lo que le proporcionan movimiento al aparato, me siguen fascinando a día de hoy. Y es que, ¡qué fácil es cogerle un cariño inmenso al jodido Nº5!; lo peor, ya lo he dicho, que ¿por qué demonios ya no se sabe hacer cine tan especial, para el gran público, como éste que se hacía en los ochenta? Una de mis películas favoritas, sin lugar a dudas, imprescindible para los que busquen en el cine exaltación emocional y no simple expansión intelectual, que al fin y al cabo es tan (o incluso más) importante. 

Nº5 es todo un señor, culto y refinado

*Como curiosidad; es obvio que el diseño de Nº5, fue una grandísima inspiración para la creación del robótico personaje de Pixar, Wall-E.

Nº5 y Wall-E parecen casi gemelos

*MI MOMENTO FAVORITO: "Cortocircuito" fue dirigida por John Badham, quien había sido también director de "Fiebre del Sábado noche", y como tal el directo se autohomenajeó a sí mismo con una divertidísima y entrañable escena en la que Nº5 y Stephanie (Ally Sheedy) parodian un número musical de la discotequera peli de los setenta, a ritmo de "More than a woman" de los Bee Gees. 

''More than a woman...''

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