jueves, 15 de mayo de 2014

Vixen (1968) de Russ Meyer



Vixen (Erica Gavin), la prota cachondona
Es lógico que una película que no hace más que vender carne, allá en 1968, fuese un auténtico boom comercial. Es lógico que la gente hiciese colas inmensas para ver en el cine un par de tetitas, cuatro culitos y todo tipo de parte de la anatomía femenina que promete mostrar y muestra el film. La película cuenta la historia (bueno historia, por llamarla de alguna manera) de una cachondota llamada Vixen (Erica Gavin), que vive aislada prácticamente en una casona con su marido, en las montañas rocosas de Canadá. Así que se aburre mucho, la pobre y claro cuando se encuentra con algún maromo, o su maridito, que es piloto de avioneta, trae a algún visitante (ya sea masculino o femenino, la tía no la hace ascos a nada), pues la mujercita sentirá tal emoción, que la ropa se le irá cayendo solita para deleite propio, o del invitado/a en cuestión. 

Así combate la señorita el aburrimiento

Vixen no hace distinción de géneros
Pero bueno, lejos de el boom que pudo suponer en 1968, "Vixen" no da para más, a pesar de que se trata de una de las obras más representativas del cine de su autor, Russ Meyer, cuya filmografía ha cosechado cierto culto, para los más acérrimos admiradores del cine trash (al estilo de John Waters). Estamos ante una película muy mala, con un guión que se puede calificar de cualquier cosa menos de inteligente, con interpretaciones dignas de una auténtica recopilación de Razzies, una dirección malísima que además, a pesar de durar poco más de una hora, se hace pesadísima y aburridísima por la carencia que tiene de ritmo y por lo reiterativa que resulta. Pues bien, sin más "Vixen" pudo ser una película curiosa en su época, lo que le puede atribuir además el cierto estatus de culto que he señalado, pero hoy por hoy, no merece la pena más que cualquier vídeo de comunión cogiendo polvo en cualquier estante en el último rincón de tu casa.

Mucho no se aburre la chica...

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