sábado, 22 de noviembre de 2014

El graduado (1967) de Mike Nichols



El prota, el ultra pijo Benjamin Braddock (Dustin Hoffman)
Ya he hablado en otras ocasiones de esos films considerados obras maestras o grandes clásicos imperecederos, de manera completa y absolutamente inexplicable. Pues hoy toca meterse con otro de esos intocables entandartes del Séptimo Arte, "El graduado". Este film fue a la par polémico, llamativo y popular en el momento en el que se estrenó y, en parte, era evidente, ya que hacía uso de un erotismo la mar de picantón, en una época en la que el cine empezaba a romper tabúes de manera disimulada y claro, el público acudía en masa a las salas con la expectativa de ver algo de carne. No hay más que ver el sugerente e icónico cartel del film, para dejar constar de qué palo iba esta peliculita, aquí iba a ver sexo por algún lado; no nos engañemos con finuras ni con mierdas de si su guión es bueno, que sus interpretaciones son magistrales y que si la labor del director fue clave para convertir a la cinta en un éxito, no, la película casi con toda seguridad creó múltiples hileras de colas en los cines, por el picantonismo que prometía. Las cosas claras mejor, ¿no?

Benjamin tonteando con la viejuna Sra. Robinson (Anne Bancroft)

La Sra. Robinson quiere marcha marcha
Pues bueno, lo que nos cuenta "El graduado" es la historia de un estudiante pijo, Benjamin (interpretado por Dustin Hoffman, en su primer papel importante en el cine), que se lía con una amiga ricachona de sus papis, la Sra. Robinson (Anne Bancroft), al menos unos treinta años mayor que él. Total que este affair se complica cuando Benjamin, se enamora irremediablemente de Elaine (la guapísima Katharine Ross), la hija de su amante viejuna. Y claro, se lía parda. Situando la peli en su contexto, lógicamente vemos como el argumento podía ser efectivamente provocador, aparte el film hace uso de un erotismo muy insinuado (a día de hoy excesivamente light) que tuvo que ser la hostia allá por finales de los setenta a la hora de poner a la peña un poco cachondota (sobre todo a los varones -como ya he dicho, hay que situar las mentes de cada uno en su contexto-). Pero no nos engañemos, "El graduado" posee un guión simplísimo, por momentos plagado de situaciones ilógicas y ridídulas (increible y denigrante el momento en el que Benjamin lleva a su novia a un espectáculo de striptease, ¿a qué memo se le ocurrió esa escena?), y rematado de una forma simplemente estúpida (el final es esperpéntico, todo un homenaje a lo absurdo, eso sí, con casi toda seguridad, sin pretenderlo). 

''¿Sra. Robinson está usted intentando seducirme?''

¿No había un sitio más indicado que un bar de
stripteases, para llevar a una novia en una cita,?
El film pierde el norte a la hora de decantarse entre ser una comedia o un drama y la balanza queda estancada sin situarse explícitamente entre un género u otro. La cosa queda verdaderamente extraña, pues como comedia es muy poco efectiva y como drama, el experimento resulta lamentable y fallido. Cuando iba visionado el film, de verdad no podía creerme que estuviese considerado como una obra maestra, como una pieza fundamental de la Historia del Cine, que hubiese incluso optado a varios premios Oscar (Mike Nichols, se llevó el de mejor director) y que a día de hoy se la siga teniendo catalogada como algo digno de admirar. Creo que el paso del tiempo le ha pasado un tremendo facturón, ha quedado desfasadísima, resulta poco creíble y definitivamente a ojos de un espectador actual, un vodevil circense tendría más sentido. 

¡Y éste venga a trajinarse a la viejuna!

De no haber sido por el tema de la controversia que despertó en el momento de su estreno, estoy convencido de que muy poca gente se acordaría de ella, porque desde mi punto de vista no tiene nada que merezca la pena glorificar, exceptuando la maravillosa banda sonora en la que se pueden escuchar temas de Simon & Garfunkel tan emblemáticos como el de "MRS. ROBINSON". En resumidas cuentas, una película rematadamente estúpida, con un guión risible y nada creíble que sin embargo ha pasado a la posterioridad como una joyita de tomo y lomo, en fin. Ya pueden decir mil millones de críticos "misa", para mí siempre será un tremendo mierdón.

El final es un auténtico homenaje a la estupidez

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