viernes, 19 de diciembre de 2014

Exploradores (1985) de Joe Dante



Los tres niños protagonistas
"Exploradores" es otra de esas maravillas juveniles ochenteras, de ésas con ese sello tan marcado de la época, del estilo de "Los Goonies", vamos joyitas con las que un nostálgico como yo, se lo pasará como los indios. Estéticamente y argumentalmente bebe mucho de las producciones spielbergianas que lo petaban tanto en ese momento, y la verdad, podría pasar por una más de ellas. No es de extrañar, el director es Joe Dante, realizador de "Piraña", "Aullidos" y mano derecha del magnate Spielberg, gracias a su colaboración en la maravillosa "Gremlins". La película en sí, es muy simple, tiene como protagonistas a tres ninos -uno de ellos un jovencísimo Ethan Hawke, y otro el malogrado River Phoenix (fallecido en 1993, con 23 años, a consecuencia de una sobredosis)-, los cuales reciben una señal procedente desde el espacio. Esta señal no es ni más ni menos que las indicaciones para construir un minúsculo vehículo espacial, que los llevará a los tres a bordo de una inmensa nave, habitada por los marcianos que han reclamado su presencia.

Surcando el espacio

Los protas recibirán un cálido recibimiento
Argumentalmente, con claridad, ha sido toda una inspiración para la posterior "Contact" de Robert Zemeckis, protagonizada por Jodie Foster, pues proceden de un mismo planteamiento, aunque ésta, por supuesto, en tono infantil. Y es que resulta, que los aliens, lo que buscan es divertirse y jugar con los niños, porque ellos en sí, también son tiernos infantes. En sí, la película no ofrece gran cosa, lo que mola aparte de su estética ochentera y esa ingenuidad inherente a este tipo de producciones de la década, son los maravillosos diseños de los marcianos, genialmente elaborados (tras su realización estaba el maravilloso Rob Bottin, un crack absoluto de los efectos artesanales). Por lo demás, realmente es un poco sosa, porque la historia no aporta mayor interés y por lo tanto como peli de ciencia ficción, se ve demasiado ñoña e infantilona. Motivo de ello, seguramente, fue su fría acogida en taquilla. Pero bueno, el paso de los años la ha convertido en una especie de peli de culto y es que es lo que siempre pasa con estas entrañables piezas ochenteras, viendo la cantidad de mierda infame que desfila por las pantallas de hoy en día, tienen que revalorizarse obligatoriamente. Sin más ni más, una peliculilla entrañable, expresamente recomendable para amantes de la época de la que data.

Los marcianos son la mar de amigables

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