viernes, 30 de enero de 2015

Django (1966) de Sergio Corbucci



Django (Franco Nero), el más chungo del Oeste
A todos los que el nombre de ''Django'' os suene a nuevo debido a la patata de serie B, hecha con presupuesto de superproducción, del señor Don Plagio Quentin Tarantino, ''Django desencadenado'', pongo en vuestro conocimiento de donde salieron las ideas iniciales. ''Django'' (a secas) es un spaghetti-western italiano (¿de dónde iba a ser, verdad?) dirigido por otro Sergio (que no Leone) menos popular (que Leone), un tal Sergio Corbucci (habitual también en el género, pero a un rango inferior que su famoso tocayo), y que a día de hoy, con la puñetera excusa de su redescubrimiento, parece tratarse de un absoluto film de culto, perseguido y adorado por todo gafapastas que pretende ir de culto o de incondicional admirador del ''semidios'' Tarantino. Bueno, no voy a decir que me llevado grandes sorpresas con este film, pues al fin y al cabo estamos ante un western y prácticamente todos son calcados unos a otros, no es discutible, al fin y al cabo todos los géneros tienen sus clichés, aunque sólo parezca ser criticado por ello (y a malas) el de terror, y precisamente como es un género que no me gusta, más bien lo detesto un poquito, puedo decir que ''Django'' me ha parecido una bochornosa mierda. 

Django es imparable con su trabuco

Habitualmente en los westerns, las mujeres son ceros
a la izquierda, y aquí no hay excepción
En el film tenemos al típico protagonista, Django (interpretado por un rostro mítico internacional, Franco Nero), antisocial, rudo, antipático, creído, chulesco e invencible. El tipo entra en escena caminando con un ataúd y llegando a la típica taberna (creámonos que estamos en el Salvaje Oeste Americano, aunque realmente, con casi toda seguridad fuese Almería) y reclama la presencia del típico forajido del pueblo en cuestión, al que nadie le tose, porque desea que se convierta en el ocupante del ataúd que transporta, como método de venganza personal por el típico ajuste de cuentas que tienen pendiente desde el pasado. Con este argumento podría estar hablando de ''Por un puñado de dólares'', de ''La muerte tenía un precio'', de ''Infierno de cobardes'' o de tantas otras cualquiera, que son todas iguales, pero es que encima ''Django'' es más pachanguero, más cutre, porque carece del estilo visual y de la destreza de por ejemplo (no se puede nombrar a otro) un Leone. ''Django'' es un film malo en su contexto, visualmente reprobable, actoralmente atroz y argumentalmente ridículo. 

El malo maloso, el mayor Jackson (el español Eduardo Fajardo)

Otro español, José Bódalo haciendo de bandido mexicano
El film presenta tal cantidad de despropósitos ridículos que uno viéndolo llega a dudar si en realidad no estamos viendo una parodia del western, más que un western en sí, sin embargo parece ser que pretendía ser algo serio. El protagonista es capaz de matar sin pestañear a todo un ejército de tipo, con un pedazo de trabuco impresionante (similar a una ametralladora, el cual lo transportaba dentro del ataúd) y ¡ojo! sin ni siquiera herir a ninguno de los caballos de los forajidos (las balas son mágicas), y todo en cuestión de segundos. Por supuesto, debido a esa destreza, se convertirá en el blanco de los malos malosos, aparece un grupo de vándalos mexicanos (con acento de Andalucía, ¡qué risas por Dios!) que querrán dar por el culito a diestro y siniestro, se complica el entuerto con la apropiación indebida de un botín y más mierdas del estilo, para en resumidas cuentas acabar todo como el Rosario de la Aurora, todo el mundo liándose a tiros con todo el mundo, en un espectáculo de violencia gratuita de aúpa (de hecho, he leído que este film llegó a ser prohibido en algún que otro país debido a su excesivo contenido violento, para la época). 

Rebanamiento de oreja copiado por Tarantino en ''Reservoir dogs''

En una escena hasta se puede ver como le rebanan la oreja a un pobre desgraciado, escena que Tarantino reconoció (¡ojo!, lo reconoció y todo) haber copiado para su ''Reservoir dogs''. También aparece alguna que otra mujer por ahí, haciendo de puta y teniendo una cantidad de diálogos tan trascendentales que perfectamente podrían haber sido escritos en una servilleta (no hace falta ser un lince para ver que el western es el género más misógino que pueda existir, algo que paradójicamente suele omitirse de forma bastante recurrente). Y entre tanto tirito y tomatito, va pasándose una infame hora y media de aburrimiento y apología al absurdo, a mí (lo repito) me ha parecido una auténtica mierda, no puedo destacar ni el más mínimo detalle que me haya resultado interesante, es de esos mojones que prefiero formatear rápidamente de mi cabeza (en la papelera de reciclaje está mucho mejor), pero bueno si se ha convertido en un film de culto, será que ha cosechado los suficientes adeptos para ello -a ver si ahora a Tarantino se le va a dar de fábula eso de reciclar basura-.

Que sí, que ha quedado claro que con el trabuco eres único

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