jueves, 15 de enero de 2015

Seven (1995) de David Fincher



El veterano detective Somerset (Morgan Freeman)
La aparición de "Seven" en 1995 fue algo así como todo un boom. Con el género de terror muerto (en ese momento, hasta al año siguiente con su resurrección gracias a la magna "Scream"), la década de los noventa se caracterizó por el auge del thriller, y fueron numerosas la pelis de suspense/intriga que desfilaron por la pantalla (véase "La mano que mece la cuna", "Instinto básico",...). "Seven" aportó su gran granito de arena a "crear" una nueva vertiente dentro del género del thriller policíaco y si digo "crear" entre comillas es porque aunque mucha peña así lo creyese, en realidad el film de David Fincher no inventó absolutamente nada, simplemente recicló una serie de clichés más viejos que Matusalén (no hay más que echar un vistazo a la buena época del giallo italiano, para ver las constantes referencias de las que tira), pero pasados por un filtro que lo adaptase más a los tiempos modernos, lo cual fue sinónimo de éxito. 

El poli "novato", Mills (Brad Pitt)

Ambos formarán un dueto para la investigación del caso
Cuando "Seven" estaba de moda, yo era todavía un crío, oía opinar a la gente de lo maravillosa y perturbadora que era, ¡que si era el no va más, que si era algo nunca visto, que si era muy original! Bueno lo típico cuando una peli se hincha hasta el extremo si llama un mínimo la atención. Pues bien, yo recuerdo que vi "Seven" poco después de salir en alquiler en vídeo, tendría yo unos 7 u 8 años y además recuerdo que la vi de manera casi consecutiva a la propia "Scream", por ello siempre mantendré en mi cabeza un cierto paralelismo entre ambas; y sinceramente, la primera vez que la vi, me pareció un truño. El film era aburrido, no se veía ningún crimen, la trama era muy pausada, había mucha palabrería y poca acción, mientras "Scream" era ágil, dinámica, super intrigante, "Seven" era un ladrillo; es más dudo mucho que la terminase de ver en ese momento (¡Craso error por mi parte, porque el tramo final es lo verdaderamente potente!), pero de crío la verdad es que me quedó la coletilla de que este film era un plomizo. 

¡El asesino se las trae!

Gula
Afortunadamente, tiempo después le dediqué un segundo visionado y la cosa cambió, si bien es cierto, sigo afirmando que a "Seven" le falta algo de ritmo y, siempre insistiré en esto, le sobra algo de duración (sobrepasa las dos horas y francamente, para lo que nos narra, lo veo innecesario), si hubiese sido algo más escueta y haber ido un poquito al grano hubiese ganado en dinamismo. Pero, como ya he mencionado antes, el atractivo de la peli viene apoyado en un final potentísimo, tenso y sorprendente. "Seven" hace gala de una trama curiosa y muy llamativa; un asesino peculiar (de identidad desconocida, por supuesto) que se dedica a eliminar a sus víctimas en base a los siete pecados capitales. El psicópata se lo curra un huevo a la hora de preparar grotescos a la vez que elaborados escenarios de los crímenes. Tras la investigación se encontrarán una pareja de detectives, uno curtido y experto (sensacional Morgan Freeman) y otro más jovenzuelo y arrogante (un correctísimo Brad Pitt, coincido con múltiples críticas que señalan que Pitt demostró con este papel ser algo más que una carita guapita -y no hablemos con el de "12 monos" ese mismo año-), los cuales compondrán el dueto típico tan trillado de los films policíacos. 

Soberbia

Mills con su mujer Tracy (Gwyneth Paltrow, en ese
momento ambos actores eran pareja en la vida real)
Reconociendo sus méritos, "Seven" hace uso de una atmósfera opresiva, un montaje bastante novedoso (nominado al Oscar) -que contribuyó de la mala manera a la imitación chusca y a la mutación al típico montaje patatero tan característico de la MTV del que tanto se abusa en el cine actual-, y sobre todo, una trama que engancha con efectividad, a grandes rasgos, reservando el verdadero golpe de efecto en su media hora final. "Seven", efectivamente, me parece un buen thriller, hace buen uso de sus elementos y aunque, vuelvo a insistir, posee bastantes tiempos muertos innecesarios, en resumidas cuentas acaba cumpliendo e impresionando. Eso sí, me parece muy desmesurado el hecho de denominarla obra maestra y de encumbrar a su director, David Fincher, como uno de los grandes de Hollywood como aquél que ha descubierto la pólvora. Si digo esto es porque en sí, "Seven" no ha supuesto en sí ninguna novedad, y me explicaré. 

El capitán de policía es R. Lee Ermey, el recordado
sargento faltoso de "La chaqueta metálica"

Otra potente aparición, Richard Roundtree
(icono de la blaxpoitation setentera)
Coincidió que en la época que volví a ver este film por segunda vez, comencé también a echarle sendos vistazos a pelis de Dario Argento, Fulci, y demás peña, elaboradores de magnos giallos italianos. Yo veo "El pájaro de las plumas de cristal" o "Rojo oscuro" y me pregunto, ¿por qué estos magnos films no están considerados obras maestras y sí "Seven"?, y supongo que algunos ya sabéis lo que vengo a querer decir. "Seven" es un film que bebe muy directamente de la vertiente giallesca, o sea que eso de denominarla "original" tiene su miga, no ha expuesto ante la pantalla algo que no se hubiese visto ya en múltiples ocasiones, ¿que es efectista?, de acuerdo lo es, pero no el colmo de lo sopresivo u original. Mucho se comenta del inesperado final de "Seven", ¿por qué no está a la altura ese pedazo de final de "Tenebre" de Dario Argento, por ejemplo? Como siempre aquí lo que obtiene cierta relevancia y fama pesa, más allá de lo puramente artístico o antecesor. Ya puestos, mencionaré una curiosidad que salvo en un determinado blog, no he visto señalado en ningún sitio. 

La presencia de Kevin Spacey se mantuvo en secreto para que fuese más sorpresiva

Inquietante y genial performance de
Leland Orser como un demencial sospechoso
El tema del modus operandi del asesino, de echar mano a la serie de pecados capitales, está sospechosamente bastante vinculado (destripemos su referencia antecesora) al que utilizaba ya allá por 1971 el gran Vincent Price en "El abominable Dr. Phibes", el cual se curraba puestas en escena la mar de originales para perpetrar sus crímenes inspirándose en las plagas de Egipto. ¿Que igual se ve un poco forzada la comparativa? No hay problema, mencionaré otra más directa que tiene mucho que ver con la propia "Dr. Phibes". En la línea de este film, el mismo Vincent Price protagonizó otra peli llamada "Matar o no matar, éste es el problema", una especie de variante del propio "Dr. Phibes", en la que su personaje en esta ocasión se despachaba a gusto, recreando crímenes sacados de las obras de Shakespeare, muy bien. En un determinado momento, Price se carga a uno haciendo alusión a la obra "El mercader de Venecia" y le extrae a la víctima una libra de carne, supongo que los que habéis visto "Seven" reconoceréis la clara referencia ("usurpación", como se le quiera llamar). 

¡Prepárense para una sorpresa!

Aquí no acaba la cosa, otra de las muertes de esa peli consistía en hinchar a un obeso, a comer hasta que reventaba (¿gula?, sospecho, ¡y llámenme tonto!, que David Fincher se tuvo que ver ese film, o quizás fue todo producto de la casualidad). Con esto no quiero desprestigiar a "Seven" ni restarle sus méritos, sin más dejar constancia de lo ciertamente sobrevalorada que se la tiene, otorgándole méritos de originalidad de los que, seamos francos, debe de ser despojada. Creo que para considerarla una obra maestra, primero se debería dar valía a múltiples obras que la precedieron de mayor valor histórico dentro de su género, y con esto no creo estar pecando de descabellado. Con todo, desde luego hay que reconocerle su importancia en el momento en el que salió y su granito de arena a la hora de marcar un camino a seguir dentro del terreno del thriller.

La ira

*MI MOMENTO FAVORITO: cuando entra en escena una determinada cajita y se descubre su macabro y desolador contenido. 

Una caja sangrientamente efectista

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