miércoles, 4 de febrero de 2015

El padrastro 2 (1989) de Jeff Burr



El psicópata Jerry Blake (Terry O'Quinn) en terapia...
El film ''El padrastro'', pese a su discreta recaudación en taquilla, parece ser que se convirtió en algo así como en una pieza ciertamente referencial dentro del thriller a finales de los ochenta, vamos, que tuvo la suficiente repercusión como para que escasos dos años después se pusiese en marcha esta secuela. Bueno, si bien comenté que la primera me pareció un tanto irregular, debido a ese tufo incómodo a telefilm que rebosa, y demasiado edulcorada y poco sorpresiva, en esta ocasión debo reconocer que esta segunda parte, me gustó mucho más. A ver, no es una gran película, básicamente repite el mismo esquema que la original y sorpresas no depara tampoco ninguna, pero debo decir que por ejemplo, a nivel visual está más cuidada. La peli presenta una dirección más efectiva (no tan televisiva como la primera) con una elaboración técnica más solvente (llevada a cabo por un joven llamado Jeff Burr -sólo tenía 26 años-, quien dirigiría posteriormente la mierdera ''La matanza de Texas 3''), así mismo tenemos un film que va más directo al grano, no se va por la ramas con subtramas de relleno, es clara y directa (por otra parte, algo lógico tratándose de una secuela), y lo mejor de todo, resulta algo más agresiva que su contenida antecesora (tampoco en exceso, pero se nota algún detalle más violento, lo cual se agradece mucho).

...pero ésta no parece ser muy efectiva

La nueva fijación de Jerry, Carol Grayland
(Meg Foster -sí, esos ojos son naturales-)
El film vuelve a traernos de vuelta al perturbado Jerry Blake (magistral Terry O'Quinn de nuevo), el asesino de familias que ahora se encuentra encerrado en un manicomio del que, por supuesto (de otro modo, no habría película) conseguirá escapar tras cargarse al psiquiatra que lo estaba tratando. Tras este tópico inicio, el tipo asume la identidad del doctor y se traslada a una ciudad lejana donde volverá a intentar encontrar su ''familia perfecta'' y en esta ocasión parece lograrlo. El tipo parece encontrar la estabilidad en brazos de Carol (Meg Foster, una cara muy común en el género -vista en ''Masters del universo'', ''Están vivos'' o ''Leviathan, el demonio del abismo-, cuyos espectaculares ojos azules intensos resultan hipnóticos y atemorizantes al mismo tiempo), una mujer viuda que tiene un hijo de 13 años, Todd (el malogrado Jonathan Brandis -Bastian en ''La historia interminable 2'', el cual se acabó suicidando a la edad de 27 años, el pobre chaval).

Jerry parece encontrar estabilidad con Carol...

...hasta congenia con el hijo de ella, Todd (Jonathan Brandis)
A diferencia de en la primera parte, su relación con la ''nueva familia'' va viento en popa, Jerry se adapta bien, la mujer parece quererle y el niño (algo inusual en este tipo de pelis) le acaba aceptando como un padrastro guay y enrollado, o sea que todo marcha viento en popa y Jerry parece estar dejando atrás su pasado psicopático; si hasta la cosa acaba en preparativos de boda y todo. Eso sí, sabemos de sobra que la bonita estampa de felicidad no terminará en irse por la borda, y es que ocultar un pasado tan perverso es algo muy complicado, sobre todo si hay por ahí alguna que otra vecina cotilla husmeando constantemente; en esta ocasión interpretada por la magna scream queen Caroline Williams (la genial prota de la alocada ''La matanza de Texas 2''); las consecuencias por supuesto, serán funestas. ''El padrastro 2'' por lo tanto va cogiendo fuerza poco a poco hasta desembocar en un tramo final la mar de tenso y un clímax previo al desenlace mucho más potente y conseguido que el de su antecesora.

Matty (Caroline Williams), la vecina cotilla... ¡qué mal le pinta la cosa!

Añadir leyenda
Los últimos minutos de la peli irradian la suficiente mala leche como para dejarnos con un buen sabor de boca a todos los fans del género (insisto, sin pasarse siete pueblos, la sangre es justita -aunque el contenido violento deja en bragas a la primera-). A destacar nuevamente la soberbia interpretación de Terry O'Quinn como el diabólico padrastro, el cual presenta su vena diabólica más contenida durante mayor porcentaje del metraje en esta ocasión, eso sí, cuando la desata ¡telita fina! Sin más ni más, para mí es una secuela superior a la original, merecedora de más consideración, resulta más seria, más creíble, más tensa, más agresiva y más entretenida, así que la bate en todos los aspectos, aunque en resumidas cuentas vengan a contar lo mismo prácticamente, por lo que las sorpresas quedan totalmente descartadas, no obstante, con todo, me parece la mar de recomendable.

Aquí está el auténtico Jerry Blake

*MI MOMENTO FAVORITO: el tramo final, con una ceremonia de boda un tanto sangrienta...

''Por mi madre mato, ¡mato!''

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