lunes, 9 de marzo de 2015

El retorno de los tomates asesinos (1988) de John De Bello



Haciendo regresar a los tomates asesinos
En otros comentarios he señalado lo curioso que resulta ver como actores famosos y reputadísimos hoy en día (incluso ganadores de algún Oscar) comenzaron sus carreras haciendo algún que otro papel en film mediocres que por supuesto, nada parecía apuntar que se acabarían convirtiendo en cotizadísimas estrellas de Hollywood. Pues bien, aquí traigo otro claro ejemplo de ello y en esta ocasión le toca al mismísmo George Clooney. Sí, el Don Juan que hace mojar las bragas de las féminas de un amplio número de edades en el anuncio de Nespresso, cotizado actor (incluso director) hoy en día ganador de un Oscar, comenzó dejándose ver en un bodrio como el que nos ocupa. La secuela de ''El ataque de los tomates asesinos'' no pudo ser de otra manera, más que un insulto a lo que podríamos denominar, el arte de hacer cine. 

Aquí un jovencísimo George Clooney

¿Nadie apostaría ni un céntimo porque George Clooney
se convertiría en todo un sex symbol, verdad?
El mismo realizador de la primera parte (que de por sí era una bizarrada casposa de mucho cuidado y de ínfima calidad artística) se quedó a gusto, realizando este infame homenaje propio a su ''gran creación''. Y bueno, si ya la original nos daba motivos suficientes para ponerla a parir por su cutrez extrema, ésta ya es un no parar. Todo lo visionable en ella es malo, el guión es una putísima mierda, las actuaciones (inclusive la del joven Clooney) son abominables, la dirección no puede ser más horrorosa, los efectos especiales... bueno, ¿qué efectos especiales?; todo en su conjunto hace casi recomendable sacarse los ojos con un tenedor que aguantar su visionado un tiempo superior a diez escasos minutos. Este inefable pedazo de basura es sin lugar a dudas uno de los engendros más bochornosos y lamentables existentes dentro del cine fantástico de los ochenta (bueno, y por ende, de todas sus épocas existentes), ni como pieza bizarra de serie Z tiene su mínima gracia. Pero bueno, es una llamativa curiosidad ver los inicios de George Clooney, supongo que para sus numerosas (sobre todo) fans sería un mazazo comprobar el estado profesional (incluso físico, ¡porque vaya callo era el condenado!) de este proclamadísimo Don Juan de marras.

Ver para creer, un tomate asesino convertido en esta monada (Karen Mistal)

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