miércoles, 8 de abril de 2015

El ejército de las tinieblas (1992) de Sam Raimi

 
 
Ash (Bruce Campbell) ha aterrizado en la Edad Media
La tercera parte de ''Posesión infernal'' ya tomó deliberadamente el camino del despiporre más absurdo. La segunda parte (o remake encubierto de su antecesora) ''Terroríficamente muertos'' ya había demostrado ser una unificación alocada entre la comedia paródica y el terror (inclinándose más por la primera), pues bien, esta tercera ya el cachondeo más irreverente toma total protagonismo. Si bien recordamos, al final de la anterior película, el prota Ash (Bruce Campbell) había entrado de una especie de vórtice temporal que lo había trasladado a la Edad Media y como tal, así arranca este film. Ash continuará su lucha incansable contra los demonios y las fuerzas del mal, pero esta vez seis siglos antes de la época que le había tocado vivir. Nuestro héroe se unirá a un grupo de valerosos caballeros y tras la protección de un fortificado castillo, aguardarán el ansiado combate contra un ejército literalmente infernal. 
 
Los demonios no cesarán de tocar las narices

A Ash le ha salido un doble perverso
Monstruos, zombies, esqueletos vivientes y demás critaturas del Averno, serán los enemigos contra los que tendrá que enfrentarse nuestro prota (con motosierra incorporada al brazo), si quiere mantener su cabeza sobre los hombros. Pues bueno, el film es una locura absoluta, una ida de olla total que en mi modesta opinión, sinceramente, falta bastante al respeto a la manera en que fue concebida inicialmente dicha saga. Ya he dicho en otras ocasiones que no me considero un gran fan de ''Posesión infernal'', pero que vista con el tiempo, me parece todo un clásico digno de merecerse el culto que ha generado con el paso de los años dentro del género. Sin embargo, francamente digo que, no entiendo también la expectación que han generado sus secuelas, en especial ésta. La primera película era aterradora, opresiva, mal rollera, y dadas sus limitaciones salía bien parada en todos los aspectos, a grandes rasgos. 

Un zombie como cabecilla de una emboscada

¡Esqueletos al ataque!
La secuela ya bajaba mucho el listón y, aún poseyendo algún que otro atractivo desde el punto de vista audiovisual, el componente socarrón y burlesco desde mi punto de vista, le restaba mucha calidad al producto en comparación con su antecesora. Pero es que ya la tercera se va de madres, igual si la mezcla de fantasía medieval con film de terror habría funcionado mejor desvinculada de la saga de ''Posesión infernal'' y sin tanto abuso de comedia absurda, vamos, es una simple suposición, pero visto lo visto como pieza perteneciente al legado creado por Sam Raimi, me parece que la desmerece y ridiculiza en exceso. Vale, la historia es ciertamente original y en alguna ocasión alguna risa te puede arrancar, a la par de que algún que otro efectillo es resultón, pero en líneas generales me parece algo no venido a cuento y que bien, podrían haberlo enfocado de otra manera o mejor habérselo ahorrado. 

Una damisela en apuros

La película pasó totalmente desapercibida y fue un fracaso de taquilla, no obstante, se ha creado un cierto culto alrededor de ella y a día de hoy parece estar elevada a la categoría de clásico del género. No diré que es una mierda, pero la verdad es que nunca le he visto el menor atractivo, el nivel de la saga ha sido claramente muy decreciente; y la cosa no mejoró con el remake de la original de 2013, por mucho que los haya que lo vitoreen como el no va más de los no va mases.

¡Lo que da de sí un librito!

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