miércoles, 17 de junio de 2015

Invitación al infierno (1984) de Wes Craven



El prota currando en lo suyo, diseño de trajes espaciales
Probablemente haya pocos que adoren al maestro del terror Wes Craven más que yo. Desde siempre me han fascinado la gran mayoría de sus pelis y ante todo, no olvidemos que cuenta en su filmografía con algunos de los clásicos más rompedores y míticos del género (ya todos sabemos de sobra cuales son). Eso sí, cuando hace meritorio darle una collejita, pues hay que dársela y en el caso que nos ocupa, pues no hay remedio, se la merece. ''Invitación al infierno'' es un telefilm que Craven se encargó de dirigir en 1984, sí el mismo año que hizo ese prodigio llamado ''Pesadilla en Elm Street'', cosa que descoloca un poco viendo la calidad de un producto y del otro. Esta peli en cuestión es un bodrio de telita marinera. La historia va de un científico que ha conseguido un súper curro que consiste en diseñar un avanzadísimo traje espacial que permitirá a los astronautas darse paseítos por Venus (nada menos) con él puesto. 
 
Aquí parece que se va a mascar la tragedia

Por ahí anda Barret Oliver (Bastian en ''La historia interminable'')
Así que se traslada con su familia a un elegantísimo y súper cool barrio típico norteamericano de clase alta, para codearse con los guays de la zona. Pero claro, todo parece muy bonito en la superficie, pero hay un pego muy grande. Todo residente ha hecho un pacto con el mismísimo Diablo y como tal se han asegurado un pasaje directo al infierno, algo que ya no suena tan bien. Pues bueno, la película es un petardo, es bastante aburrida, posee un argumento a priori interesante pero del que no se sabe sacar partido, flojea en el ritmo, flojea en puesta en escena, cuenta con interpretaciones desganadas, en definitiva que flojea en todo. La peli es rancia, es insípida, es en resumidas cuentas, una castaña. Por ningún lado se ve la mano de un maestro como Craven, si la hubiese firmado cualquier otro mindundi perfectamente podría haber dado el pego. En fin, solamente podría valer la pena echarle un vistazo, por la peculiaridad de ver toda la filmografía de su director, pero por lo demás, no vale un cagarro.

¡Anda que vaya pintas para recibir a la peña en el infierno!

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