jueves, 4 de junio de 2015

Lujuria para un vampiro (1971) de Jimmy Sangster



Carmilla Karnstein (Yutte Stensgaard) resucita
Tras el éxito de ''Las amantes del vampiro'', la Hammer quiso aprovecharse del filón cosechado por esa nueva oleada de terror erótico-lésbico y decidió seguir explotanto la historia de la vampiresa Carmilla Karnstein (inspirada en un relato de Sheridan Le Fanu) que tanto juego les había dado. Así pues, se sacaron de la manga esta secuela – no sería la última pues con la aparición de ''Drácula y las mellizas'' se confrontaría una trilogía protagonizada por el legado vampírico de los Karnstein – nacida un año después de su antecesora. ''Lujuria para un vampiro'' (en algunos lugares bautizada como ''Un ataúd para un vampiro'', comienza con la resurrección de la susodicha Carmilla, muerta al final de la anterior película. Lo primero que llama la atención es la sustitución de la magna Ingrid Pitt por la estática danesa Yutte Stensgaard, muy rubia, muy guapa, pero también muy rancia – la mujer no expresa ni un mínimo atisbo de sentimiento en todo el film – como la vampiresa Carmilla. El inicio es bastante potente, pues es el mismo Conde Karnstein (Mike Raven, calcando en estética al mismísimo Drácula encarnado por Christopher Lee), quien devuelve a la vida a su mortífera hija mediante un ritual, lo cual deja a la joven desnudita (¡cómo no!) y cubierta totalmente de sangre (a lo ''Carrie''). El resto, pues básicamente repite el esquema presentado en ''Las amantes del vampiro'', Carmilla adquiere una identidad humana y se matricula en un colegio para señoritas, donde tendrá un arsenal de muchachitas para satisfacer sus apetitos lésbicos. 

El conde Karnstein (Mike Raven) oficiando la ceremonia de resurrección de su hija

El pardillo de Giles Barton (el hammeriano Ralph Bates)
Alguna tetita por allí, algún culito por allá, algún cuellecito mordisqueado, ambientación victoriana propia de la productora y en resumidas cuentas lo mismo de siempre. ''Lujuria para un vampiro'' no es un film memorable, de hecho ya dejaba entrever el marcado declive de una productora antaño brillante a la hora de crear films de terror góticos y barrocos, no obstante tampoco me parece tan mala como he visto señalado por ahí. Si bien es cierto que es claramente inferior a su antecesora, sobre todo en el componente estético (''Las amantes del vampiro'' era un film visualmente bellísimo) -dirige Jimmy Sangster, todo un magno creador de guiones productora, que sin embargo no andaba igual de fino tras las cámaras, aunque tampoco era un desastre-, aunque entretiene y en resumidas cuentas se puede disfrutar a grandes rasgos. Su problema es que estamos ante una película que no dice mucho, es monótona, previsible y no carece tampoco ninguna destreza visual que la haga destacable. Un film meramente curioso, de cierto renombre por pertenecer a la nombrada trilogía que dirigió a la Hammer a un terreno más picantón. 
 
Carmilla no pierde el tiempo

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