sábado, 11 de julio de 2015

Tener veinte años (1978) de Fernando Di Leo



Las dos protas Lia (Gloria Guida) y Tina (Lilli Carati)
''Tener veinte años'' (también conocida como ''Las veinteañeras'') es un film bastante difícil de clasificar. La película la mayor parte del tiempo parece una cutrísima y chapucera peliculilla del destape, repleta de gráficos desnudos (sobre todo femeninos) y escenas subidísimas de tono, sin nada interesante ni tan siquiera una historia planteada con un mínimo de coherencia. No obstante, llegan los quince minutos finales y el film cierra con un desenlace durísimo que supone todo un puñetazo en el estómago hasta del espectador más fuerte y difícil de sobrecoger. La peli nos cuenta las peripecias de dos jóvenes amigas veinteañeras, Lia (Gloria Guida) y Tina (Lilli Carati), que deciden irse a vivir a una comuna hippie y comenzar a vivir la vida de forma liberal y sin tapujos, vamos, lo que viene a venir siendo andar follándose a todo lo que se les ponga por delante, más la segunda (más putón) que la primera (que es más recatadita). 

Malviviendo con una cochambrosa comuna

Las protas se demuestran mucho cariño mútuo
De modo que se pasarán tres cuarto de la peli buscando carnaza a la que cepillarse, incluso llegando a cobrar por ciertos favores sexuales (incluyendo experiencias lésbicas) y demás historias a través de las cuales, las protas explotan su ansiada libertad. El film durante este tramo adquiere un tono a veces un tanto humorístico, absurdo, como si la peli fuese una típica comedieta picantona como otras tantas que se hicieron durante la época (véase ''Pensión de amor, sexo incluido''). Pero como ya he dicho, muy en la línea de su director de incluir violencia por un tubo, la cosa nos reserva una desagradable sorpresa final. Con una especie de incómodo mensaje muy moralista, que atenta contra el tono liberal del tramo anterior, las pobres protagonistas parecen recibir un cruel ''castigo'' como consecuencia de su ''desvergonzada'' liberalidad. Dicho final, lo digo de veras, deja con muy mal cuerpo a todo aquél que vea la cinta, es muy pero que muy duro y nada piadoso. 

Esto viene a ser entendido como disfrutar libremente del cuerpo

La cosa se pone muy pero que muy fea
En resumidas cuentas, la película no me dejó indiferente, es más me incomodó (por culpa de sus últimos minutos finales), aunque haciendo balance del conjunto, no me parece, sinceramente, buena para nada. Es en su mayor parte del desarrollo, bastante aburrida, bastante banal y muy poco interesante. La verdad no sé cómo calificarla, si como comedieta picante con un trasfondo dramático absoluto, si como crítica hacia la liberación de la mujer y la desinhibición hippie propia de la época, si como drama desgarrador de advertencia para los descuidados protectores para que atiendan a sus hijas y que no se descarríen, en fin, que me descoloca un poco. Si tuviese que decir si me ha gustado o no, e inclinaría hacia el no, no sería una película que volviese a ver por gusto, me aburrió bastante y para encima me dejó una incómoda sensación al terminar de verla, aparte no posee ningún alarde cinematográfico que la haga merecedora de ser visionada. Sin más es otra pieza representativa de ese cine directo, gráfico y de lo más políticamente incorrecto que se realizaba en Italia en dicha década, sólo recomendable para los muy curiosos y fanáticos del bizarrismo extremo.

¡Cruel desenlace!

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