domingo, 23 de agosto de 2015

Sé lo que hicisteis el último verano 3 (2006) de Sylvain White



El atroz nuevo reparto de jóvenes
¡Santo Cristo bendito! Lo que degeneró el pobre hombre del garfio y su venganza post-atropello. ''Sé lo que hicisteis el último verano'' ese gratísimo slasher creado por el gran Kevin Williamson (que también había ideado ''Scream''), había sido todo un exitazo a finales de los noventa, cuando se produjo el resurgir pleno del género, que llevaba muerto un tiempecito. Ya había contado con una secuela un tanto decepcionante, con la misma protagonista, la joven Jennifer Love Hewitt, esquivando los golpes del ensangrentado garfio del psicópata Ben Willis, pero que mantenía un ''algo'' del espíritu de la original, pero esto ya no tiene nombre. El afán por seguir rascando rentabilidad de donde sea, ha sido el responsable de la aparición de esta cochambrosa y bastarda nueva secuela, que fue directa al mercado doméstico. Poca relación guarda ésta con las anteriores, no se conservan ya ni personajes afines, ni siquiera el mismo tono, pues ahora el hombre del garfio no es humano. 

Resulta que el killer Ben Willis ahora es un zombie fantasmal

Dándole buen uso al garfio
Ben Willis ya no es ese señor con malas pulgas que le sacó buena práctica a su labor de pescador a la hora de acojonar jovencitos, no, ahora resulta que es una especie de zombie mugriento fantasmal, que sigue matando sí, pero ya sin la gracia y la esencia del film original. La película además carece de todo atisbo de suspense y también de una realización mínimamente decente, dando como resultado una patata de tomo y lomo, cutre y excesivamente mundana. Es un claro ejemplo de explotación mierdera de una fórmula de éxito y de la apropiación de un nombre que por sí solo, ya tiene asegurado cierto tirón comercial. Seguro que más de algún panoli se vio engañado por el envoltorio de esta soberana casposidad asquerosa. No merece la pena echarle un vistazo ni como mera curiosidad, y más si es un fan de la primera peli, que es un clasicazo ya en toda regla, porque la decepción va a ser tremenda haciendo las pertinentes e inevitables comparaciones.

Lo que dio de sí un maldito atropello

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