jueves, 24 de septiembre de 2015

La revolución de las ratas (1971) de Daniel Mann



El prota, Willard (Bruce Davison) con
sus peludos amigos, Sócrates y Ben
Un pequeño clasiquillo dentro del cine de ''terror'' (y digo esto entre comillas porque en sí no es que la película sea especialmente aterradora, se inclinaría más hacia el drama de tipo psicológico) de serie B de los setenta, de argumento bastante original e interesante. De hecho, si hay algo que puede ser destacable dentro de esta modestísima producción es su historia, bastante llamativa por la propuesta ciertamente novedosa que supuso en su momento (antecediendo incluso a otras más populares que posteriormente se posicionaron en lo más alto a la hora de tratar el tema de animales asesinos dentro del panorama cinematográfico) a la par de la plasmación de la psique del protagonista (humano), que es lo más interesante del libreto. La lástima es que desde el punto de vista audiovisual la peli es austera, muy austera, flojita y de andar por casa. No esperéis grandes alardes técnicos, ni efectos especiales ni ninguna escena sorprendente en sí, ''Willard'' (detesto el título castellanizado de ''La revolución de las ratas'') es muy simplona, e incluso me atrevería a decir, muy televisiva. 

Aquí tenemos a Elsa Lanchester, recordada por los amantes del terror
gracias a su mítica participación en ''La novia de Frankenstein''

El tirano jefe de Willard (Ernest Borgnine)
La historia que se nos presenta es la de un joven un tanto retraído y antisocial, el propio Willard (muy correcto un joven Bruce Davison), al que todo le sale mal en todos los aspectos de su vida, no tiene éxito en el amor, no se relaciona con nadie, y encima es puteado por le cabrón de su jefe (el oscarizado y antaño reputado Ernest Borgnine). Sin embargo, el muchacho, que por su definición podría ser una especie de Norman Bates (aunque sin esconder el cadáver su mami disecado en casa), contará con el apoyo de dos amigos muy especiales, Sócrates y Ben, y si digo especiales es porque son dos ratas, sí señores, dos ratas, aunque eso sí, no dos ratas al uso. Ben y Sócrates son inteligentes y son capaces de comunicarse con Willard, incluso ponerse a su servicio a la hora de echarle un cable en alguna cuestión. Gracias a ello, Willard desarrollará la facultad de conseguir que un considerable número de estos roedores, se unan a él en un momento determinado en que el muchacho decida proclamar su justa venganza contra las injusticias que asolan su vida tan tristona. Eso sí, ¡ojito con traicionar a una rata o hacerla cabrear!, la rebelión de éstas puede ser más que terrible. 

Cuidado con cabrear a una rata...

Como ya dije, la peli en sí puede pasar por ser una curiosa rareza, es más llegó a cosechar cierto nivel de culto, gracias a lo cual contó con una secuela al año siguiente, titulada ''Ben'' (haciendo alusión a uno de los amigos peludetes de Willard), y un remake en 2003 con Crispin Glover de protagonista (el cual corrió a cargo de los responsables de ''Destino final'' y ''Negra Navidad''). A mí, sin más ni más, ni me agradó ni me disgustó en demasía, podría decir que me dejó un tanto indiferente, supongo que puede ser recomendable para todo aquel fanático excesivo que disfrute con el visionado de cualquier pieza obsoleta y ''marginada'' por el tiempo. A grandes rasgos, no creo muy descabellada utilizar la apreciación de que su remake (sin tampoco ser nada del otro mundo) incluso mejoró de lleno muchos aspectos de ésta (cosa rara sí, pero que en ocasiones -pocas- ocurre).

...puede ser algo muy peligroso

No hay comentarios:

Publicar un comentario