viernes, 18 de diciembre de 2015

Las aventuras de Enrique y Ana (1981) de Ramón Fernández



Entre E.T. y éste no hay color, ¿verdad?
En un top ten de mayores frikadas realizadas (no sólo en nuestro país, me atrevería a decir que incluso en el mundo mundial) a lo largo de los años, yo le reservaría un puestecito a ''Las aventuras de Enrique y Ana''. ¿Cómo describir esta película? Algo mazo complicado porque ¡al lorito!, resulta una hilarante mezcla de cine casposísimo de ciencia ficción (más que las bazofias más chungas de Ed Wood), musical y peli infantil, el resultado es, ¡madre mía!, no encuentro palabras. Esta cosa obviamente fue hecha para el lucimiento del dúo Enrique y Ana, formados por Enrique del Pozo (que allá por los ochenta todavía no se había convertido en el frikazo de programas basura que posteriormente fue) y la niña Ana Anguita (de la cual poco más se supo, pasada su época de esplendor infantil) y bueno, no sé si les sirvió para mucho, porque lo que podemos presenciar es digno de aparecer en nuestras más espeluznantes pesadillas. 

''Súper súper disco disco chino chino filipino''

¡Oscar al mejor vestuario pero ya!
Los elementos que componen este ''ilustre'' film son marcianos pintados con pintura malucha de los chinos y atuendos de papel albal, niñatos con pintas de quinquis retardados, escenarios de traca y sobre todo frikismo, mucho frikismo. Las escenas más memorables son aquéllas que corresponden al ''genuino'' número musical que Ana nos deleita con la canción ''Cocoguagua'' o el del ''Súper disco chino'', hits de aúpa en España allá por los ochenta, de cuando salían en programas tipo ''Aplauso'' siendo visionados por niñitos ingenuos acompañados por sus bocatas de nocilla. La película es, obviamente, un mierdón de la virgen, es mala de solemnidad, cutre in extremis y un homenaje rotundo a la cochambra fílmica más soberana. Eso sí, es muy pero que muy divertida, el momento en el que los protas actúan en un festival de música y presenciamos a los ''lumbreras'' que les hacen la competencia, es para aguantar la gota de la risa tan estruendosa del que uno puede ser presa, por no mencionar del momentazo que pretende homenajear (o ridiculizar) a ''The Rocky Horror Picture Show''. En serio, ¡un esperpento, pero para descojonarse sin parar!

''The Rocky Horror Picture Show'' de mercadillo

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