viernes, 20 de mayo de 2016

Cuchillos en la oscuridad (1983) de Lamberto Bava



El prota, Bruno (Andrea Occhipinti), compone música para cine
En los ochenta el giallo ya estaba más bien de capa caída, salvo Dario Argento que siguió brindando alguno de amplia categoría (véase la magna ''Tenebre''), el resto de directores que durante la década anterior habían brillado con trabajos de prestigio, comenzaron a perderse en el inframundo de las producciones desechosas de serie B. El caso que nos ocupa, ''Cuchillos en la oscuridad'', es una efectiva excepción, pues si bien Lamberto Bava nunca destacó por ser un director ejemplar (salvando a ''Demons'' y ''Demons 2''), nos regaló una más que digna muestra de como mantener al espectador pegado a la butaca con una más que evidente simpleza técnica y un argumento trilladete y de andar por casa. Y es que ''Cuchillos en la oscuridad'' no es nada el otro mundo, posee una ambientación muy televisiva (de hecho iba camino de convertirse en un telefilm, pero debido a su amplio contenido violento se desestimó el emitirlo por televisión), unos actores muy patateros y sobreactuados (entre ellos el futuro director de ''Aquarius'' o ''El engendro del diablo'', Michele Soavi) y una trama menos enrevesada y sencillita que giallos más curradetes y complejos. 

No puede haber giallo sin asesino...

...y sus correspondientes y truculentos asesinatos
Pero, en líneas generales el film cumple, como thriller es correcto sin más, y truculento es un ratejo. Violencia y asesinatos gráficos no le faltan, un plus añadido que la salva de ser un rancio y descafeinado trabajillo digno de olvidar. Lo que más interesante me ha parecido es ese jueguecito de cine dentro de cine que plantea el argumento y es el que protagonista es un compositor que está musicalizando una película de terror y precisamente, detalles de esa ''falsa película'' afectan a los acontecimientos del nudo argumental y al misterio de la película real que estaremos viendo. En fin, que me parece de lo más interesante, no es de lo mejor dentro del mundo giallesco, pero es muy disfrutable, sobre todo teniendo en cuenta bodrios infumables que posteriormente elaboraría el señor Lamberto Bava.

¡Sé un poco más expresiva, hija!

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