martes, 10 de junio de 2014

Mil gritos tiene la noche (1982) de Juan Piquer Simón



El puzzle desencadenante de toda la tragedia
(se trata de la actriz española Pilar Alcón)
Esta pachanguera patata de serie B, se ha convertido con el tiempo en una especie de film de culto. La película fue una baratísima co-producción entre España, Estados Unidos, Italia (y me parece que algún que otro país), y se lanzó al mercado para ser una mera explotación del popular slasher americano que lo estaba petando a principios de los ochenta, y por lo visto la cosa les salió mejor de lo que se esperaban a nivel comercial (sobre todo, teniendo en cuenta la nefasta calidad de la película). En la dirección se encuentra el español (valenciano para ser más exactos) ya fallecido Juan Piquer Simon (experto en el terreno del terror casposo in extremis), quien años después haría para mí la mucho más estimable "Slugs, muerte viscosa" y el guión contó con la colaboración de otro nombre bastante vinculado al género, el italiano Joe D'Amato (director de "Demencia" o "Gomia, terror en el mar Egeo"

¡Qué hijo de mala madre, el nene!

Las consecuencias de regañar a ese pequeño cabrón
El film tiene un prólogo sucedido en 1942, en el que una madre un poco cabrona y ultra conservadora, pilla a su hijo pequeño haciendo un puzzle en el que sale una mujer en pelota picada. Total que la mamá echa espuma por la boca y regaña al niño, le dice cuatro cosas y lo castiga. Pero el nene que es todavía más cabrón, se enfurruña, agarra un hacha y hace picadillo a su mami con él. A todo esto, pasan cuarenta años y la acción se sitúa en un campus universitario típico norteamericano, en el que un brutal asesino se dedica a cortar en pedacitos a atractivas féminas de buen ver (preferentemente con una motosierra). Esto justificará la presencia del cuerpo policial en el lugar, que meterán como señuelo a una agente que se hará pasar por profesora para intentar descubrir quién puede ser el demente autor de tales atrocidades. 

Un asesino atroz en el campus

Múltiples sospechosos
"Mil gritos tiene la noche" (distribuida internacionalmente como "Pieces", un título con gancho, la verdad) es una especie de cruce entre thriller policíaco, slasher e incluso posee algunas gotitas de giallo. Francamente hablando si tengo que destacar algo bueno de la peli, son las propias escenas de carnicería que posee, que son muy bestias y están elaboradas mediantes técnicas de maquillaje muy artesanales y gráficas, dándole un aire grindhouse a la película muy marcado y ciertamente atractivo. La visceralidad del film y su alto contenido gore, podría haber venido de fábula para haber creado un pedazo de clásico de serie B más que memorable, lamentablemente todo lo que viene siendo lo demás, es un puñetero despropósito. La película, hablando claro, es una mierda. 

¿Será el hermano gemelo de Bud Spencer el asesino?

La escena del karateca no puede ser más vergonzosa
La historia es rematadamente mala, el guión catastrófico, los actores abominables (algunos caretos reconocidos en el mundillo de la serie B incluso) y las situaciones que iremos viviendo a lo largo del desarrollo, no pueden resultar más patéticas. Ya de antemano, la labor de intentar ocultar con misterio la identidad del asesino resulta una patata, porque a la legua se puede adivinar desde casi el inicio quién es. Luego, es que sinceramente, no hay por donde coger esta película. No hay más que ver una escena concreta, tan rematadamente imbécil en la que seremos testigos del ataque de la protagonista (Lynda Day George), por parte de un chino karateca que la toma con ella, mediante una disparatada y vergonzosa exhibición de pataditas al aire (a lo Bruce Lee), sin comerlo ni beberlo. Cuando te meten semejante momento hilarante de por medio, ¿cómo demonios te puedes meter luego en una historia que se presenta supuestamente seria?, ¿en qué puñetas estaban pensando sus realizadores a la hora de incluir payasadas como éstas en el argumento? No tengo ni idea. 

La película tiene gore por un tubo

Para clases de sobreactuación, llamen a Lynda Day George
Una auténtica pena, porque en serio lo digo, con el festival gore tan sublime que nos ofrece en determinados momentos puntuales, con un guión un pelín más serio (que tampoco estoy pidiendo algo excesivamente currado, tampoco es el tipo de proyecto que lo requiera), que no nos diese la impresión de haber visto un grotesco espectáculo de sonrojante vodevil, "Mil gritos tiene la noche" habría sido infinitamente más estimable y ¿por qué no decirlo?, más entrañable también. Ojito al, para rematar, absurdo susto final en un intento de emular un golpe de efecto al estilo de "Viernes 13". Y hablando de "Viernes 13", atentos a la falacia publicitaria que señalaba que este bodriete era de los mismos productores que el famosísimo film de Sean S. Cunningham, siendo esto por supuesto, una treta aprovechada para darle tirón al film. Con todo, puedo decir que al menos un vistacillo sí que podría merecer la pena, uno puede echarse unas risas, a lo largo del sonrojante tronco que va enlazando las puntuales apariciones de la hemoglobina en la pantalla. 

El susto final es de agarrarse los bajos

*MI MOMENTO FAVORITO: ése en el que el asesino se carga a una pobre chica en un vestuario, serrándole el cuerpo, literalmente, por la mitad. 

Grotesco resultado

2 comentarios:

  1. Tomi esta película es una "joya": su bizarrismo, su cutrez y lo casposa que resulta la han convertido en un título de culto. ¿Que es mala? Sí, rematadamente mala ¡Pero es muy divertida! A mi me encanta, es burrísima, llena de violencia y gore, no aburre un minuto y además funciona como slasher y como comedia involuntaria ¡Un clásico pese a todo!

    ResponderEliminar
  2. para mí sería todo eso que has dicho, si no fuese tan patética y absurda, lo único en lo que concuerdo es que es burrísima, pero lo dicho es tan estúpida que a mí se me hizo hasta cargante...

    ResponderEliminar