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El prota, Alan Bauer (Tom Hanks) |
Pues aquí no más ni menos que otra de esas entrañables joyazas de los ochenta, seguro que los hay muchos por ahí que, como yo, la descubrieron en su infancia les hizo pasar un rato tan distraído y cojonudo como el que me proporcionó su visionado. "1, 2, 3,... Splash", es una deliciosa comedia romántica con tintes fantásticos, enormemente originales y es que como todo buen hijo de vecino sabrá, aquí se nos plasma el idilio de un humano que no sabe qué demonios quiere en su vida (un correctísimo Tom Hanks), con una sirena (una bellísima e icónica Daryl Hannah, una sensual antecesora de la famosísima Ariel de Disney), la cual le ayudará a centrar su desubicada vida. Ella, de nombre impronunciable (graciosísima la escena en la que emitiendo un sonido chirriante, equivalente a su nombre, hace reventar una hilera de televisores en una tienda), mantiene su identidad de sirena oculta, ya que únicamente toma su estado natural (mitad fémina, mitad pez), cuando se moja.
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Madison (Daryl Hannah), una sirenita la mar de sexy |
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La sirenita nudista |
Esta extraña relación dará lugar a un sin fin de divertidos instantes a la par que sus correspondientes problemas, ¿cómo encontrar un equilibrio para que dicho affair sea efectivo?, y ¿cómo lo iba a ver el resto del mundo?, ¿se convertiría pues la sirenita en objeto de estudio y conejillo de indias de las garras de científicos sin escrúpulos? Planteamientos como éstos nos irá aportando el desarrollo de "1, 2, 3,... Splah", una magnífica historia de entretenimiento que con todo mérito se ganó el aplauso del público y se convirtió en un gran éxito de taquilla. El film además sirvió para consagrar a Tom Hanks, como actor cómico por excelencia del momento (tardó un tanto en convertirse en el actor reputado y serio que es en la actualidad) y a Daryl Hannah en un icono erótico, el cual mantuvo arraigado durante bastante tiempo.
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El desvergonzado Freddie Bauer (John Candy)
R.I.P. (1950 - 1994) |
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Un flechazo la mar de curioso |
A destacar la presencia de dos secundarios que aportan un toque cómico ciertamente entrañable, por un lado Eugene Levy como disparatado investigador que suda la gota gorda para desenmascarar la identidad de la sirena protagonista y por otro la del fallecido John Candy, como desvergonzado hermano del personaje de Tom Hanks. Decir además que la película hace gala de una excelente factura técnica (la escena final, en la que se puede presenciar una ciudad acuática al estilo de la Atlántida, es fascinante), posee ese nostálgico y magnífico toque ochentero característico y cuenta con un sólido guión que además obtuvo una nominación al Oscar en 1984. Supongo que es de esas películas que todo el mundo ha visto así que recomendarla está de más, sin más ni más decir por último que (y sé que lo he señalado montones de veces y sonará a repetitivo no, lo siguiente, pero es que refleja una clara realidad) es una de esas películas que lamentablemente escasean en la actualidad.
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Romance subacuático |
*MI MOMENTO FAVORITO: siempre me hizo especial gracia la escena que he mencionado anteriormente, en la que Madison (Daryl Hannah) pronuncia su verdadero nombre emitiendo un chirriante sonido que hace reventar varios televisores en una tienda.
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Cualquier repite el nombrecito |
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