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jueves, 26 de junio de 2014

Al morir la noche (1945) de Alberto Cavalcanti, Charles Crichton, Basil Dearden, Robert Hamer



El prota (Mervyn Johns) acude a una misteriosa cita
Desde Reino Unido llegó esta respetadísima obra de terror, alabada por múltiples críticos como una obra maestra. Méritos no le faltan y es que "Al morir la noche" fue una película totalmente antecesora y original, en especial por la propuesta de su formato. El film es una recopilación de cinco historias relacionadas por un nexo común (que no se descubrirá hasta el final), dirigidas por cuatro prestigiosos directores, antecediendo por completo a esos films antológicos que la productora Amicus, pondría tan de moda veinte años después (véase "Doctor Terror" o "Condenados de ultratumba") y que a su vez se convertirían en sendos referentes para posteriores producciones tan representativas del género como la genial "Creepshow". El film se abre con la llegada de un arquitecto (Mervyn Johns) a una retirada casona, a la que ha sido invitado a través de una llamada, por un anfitrión, para pasar el fin de semana. Allí se encontrará con un grupo de invitados, a los que él cree reconocer, aunque no recuerda de qué situación. A continuación, cada uno de ellos irá narrando una historia, en las que la muerte y lo sobrenatural tendrán amplia presencia. 

La sesión de historias va a comenzar

La primera de ellas (dirigida por Basil Dearden), tendrá como protagonista a un tipo (Anthony Baird) que tras sufrir un accidente, comienza a ser atormentado por la presencia de un carro (de aspecto fúnebre) conducido por un inquietante hombre que le invita a subir a él con la frase: "aún hay sitio para uno más". Dicha aparición será una inquietante premonición que llegará a salvarle de un trágico y atroz destino. Basada en un cuento de E. F. Benson, llama la atención la cierta referencia que la historia podría haber supuesto para la concepción de más de un detalle de la trama de "Destino final".

''Aún hay sitio para uno más''

La segunda (dirigida por Alberto Cavalcanti), es una adaptación de un cuento de Angus MacPhail y nos sitúa en una gran mansión, durante una celebración navideña, en la que un grupito de niños juegan al escondite. Una chiquilla (Sally Ann Howes) se oculta en el ático, en donde encontrará a un pequeño niño muy asustado. El chavalín le dirá que tiene miedo de su hermana, porque quiere matarlo. La chica no lo tomará en serio, pero posteriormente se dará cuenta de que en esa casa vivió un niño años atrás que tuvo un cruel destino, pues su hermana lo asesinó. Para aquéllos que lo flipasen en colorines con el final de "El sexto sentido", porque lo considerasen algo nunca visto, debo decirles que dicha treta argumental (véase un espectro que pasa por un vivo), ya había sido utilizada en este film, antecediendo al film protagonizado por Bruce Willis, más de medio siglo. Para que luego le pongan coronas de originalidad a quien no se lo merece. 

En ocasiones veo muertos...

La tercera (dirigida por Robert Hamer), está basada en un cuento de John V. Baines y tiene como protagonista a una mujer (Googie Withers) que decide regalarle a su esposo (Ralph Michael), un antiguo espejo victoriano para que decore su habitación. Pero en qué mala hora, porque sobre el espejo, pesa una maldición. Cuando lo mira, el hombre descubrirá que la imagen que devuelve el espejo no es el reflejo de lo que hay ante sí, sino que ve otro entorno. Semejante paranoia, acabará volviéndolo loco y empujándolo al intento de homicidio. 

Reflejo mortal

La cuarta (dirigida por Charles Crichton), adapta una historia del maestro H. G. Wells (autor de "La guerra de los mundos" y "El hombre invisible"), para mí es la más flojita de todas, siendo además también la única que tienen un acentuado tono cómico. Tiene como protagonistas a una pareja de colegas, que resultan ser dos rostros conocidos, todo aquél que haya disfrutado con el visionado de la magnífica obra maestra de Hitchcock, "Alarma en el expreso", reconocerá a estos dos (Basil Radford y Naunton Wayne), quienes en dicha película encarnaron el rol, también de dos colegas muy caricaturescos, cuya relación tan cercana dejaba entrever que podían ser homosexuales (muy delicadamente). En esta ocasión, estos dos se disputan el amor de una dama  y deciden jugársela a un partido de golf, quien gane tendrá vía libre para con la señorita. Lo hilarante es que el perdedor, se suicida, ahogándose en un lago. Eso sí, el difunto se le irá a apareciendo a su oponente, para tocarle un poco las narices. 

Un difunto un tanto molesto

La quinta (de nuevo dirigida por Alberto Cavalcanti), inspirada también en un cuento de John V. Baines, es con diferencia la mejor de todas y también la más siniestra y aterradora. Tiene como protagonista a un ventrílocuo (excepcional Michael Redgrave, también visto en "Alarma en el expreso"), comienza a ser poseído por el alma diabólica del muñeco que utiliza para sus shows, Hugo. Esto le irá llevando por el camino de la perdición, eso sí, ¿es cierto que Hugo tiene vida propia y muy pero que muy mala leche, o es que el hombre está perdiendo la cabeza? 

¿Está Hugo realmente vivo?

La reunión tomará unos tintes muy siniestros...
Finalizadas las historias, la acción retorna al momento inicial en la casa con los invitados, en donde procederá a ocurrirse un epílogo que cerrará el film de manera muy surrealista e inquietante. No se puede negar que "Al morir la noche" es una pieza magnífica del género, muy fresca para su tiempo y muy innovadora. Como ya habéis podido comprobar, muchos de los argumentos que presentaron sus historias, han servido como fuente de inspiración a múltiples historias posteriores, clave dentro del género de terror, por ello su capacidad pionera la hace situarse en un alto podio con absoluto merecimiento. Destacar su atmósfera sombría y su acabado técnico fabuloso, unas interpretaciones (en general) muy buenas (en especial el protagonista de la última historia, Michael Redgrave) y su carácter rompedor, pues echando un vistazo a las piezas de terror que eran habituales en la década en la que se realizó, puede ver que se trata de una película muy atípica y potenciadora de un estilo que no cobraría forma hasta un par de décadas después. 

...y muy grotescos

*MI MOMENTO FAVORITO: por supuesto, el segmento del muñeco del ventrílocuo.

Hugo es verdaderamente escalofriante

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