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La invasión es precedida por una
lluvia de meteoritos |
Seguramente una de las mejores películas de ciencia ficción de los años
50 junto a
"La invasión de los ladrones de cuerpos" o
"El increíble hombre menguante", y por supuesto un grandísimo clásico del género. Se trata de una adaptación de la famosa historia del escritor H. G. Wells, con la que Orson Welles acojonó a Norteamérica en 1938 a través de su programa radiofónico, en la que hizo creer a millones de personas que se estaba produciendo una invasión extraterrestre real. El film veía en 1953 la luz
a través de la gran pantalla y el espectáculo, hay que decirlo, es audiovisualmente un
auténtico prodigio. Muchos directores fueron barajados para llevar a cabo el proyecto, entre ellos, según he leído, nombres tan prestigiosos como Cecil B. De Mille o el mismo Alfred Hitchcock, aunque al final la responsabilidad fue a caer sobre la persona de Bryon Haskin, especialista en films de aventuras, que la verdad lo hizo bastante bien.
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Los meteoritos causan inquietud a la población |
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El meteorito se está abriendo... |
La película es una interesantísima recreación del
apocalipsis y la supervivencia. Como ya bien en sabido, la Tierra comienza a ser atacadas por unas imparables naves espaciales que lo van arrasando todo a su paso. La historia se centra en una parejita (lo que era muy típico en pelis de este tipo de los 50) que va salteando los complejos obstáculos que le va poniendo la
atroz invasión extraterrestre y desde sus ojos se va retratando el
horror de un mundo devastado por un enemigo fiero e invatible. A través de los ojos de los protagonistas, los espectadores iremos siendo testigos de la supremacía de los invasores que descojonan de todo tipo de arma con la que los humanos intentan contraatacarles.
Curiosamente la destrucción de nuestro enemigo será más simple de lo que parecía, aspecto que me fascinó de la historia. Resulta que no hacían falta armas destructivas avanzadas ni nada de eso,
el potente enemigo tan aparentemente imparable que venía a machacarnos, acaba delatando una flaqueza inesperada debajo de su caparazón de acero que lo convierten en más frágil que un bebé en la cuna.
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...y salen las naves que irán destruyendo la Tierra |
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La prota Ann Robinson acojonada viva |
Destacar magníficos momentos, por ejemplo el del
cura que comento más abajo o cuando los protas se
topan cara a cara con uno de estos fieros invasores. Por supuesto mención
aparte merecen los asombrosos efectos especiales, verdaderamente
impactantes para la época en la que se hizo el film, los cuales merecidamente fueron premiados con el premio Oscar ese año. Sin lugar a dudas,
"La guerra de los mundos" es una magnífica película de ciencia ficción, un film de serie B que raspa muy de cerca la serie A de gran categoría, un film digno de ser recordado. Me veo en la obligación de señalar que me parece mucho mejor que el mierdero
remake que hizo Steven Spielberg en 2005 con Tom Cruise de protagonista, de nuevo una muestra de que no por tener mayores medios y contar con un presupuesto desorbitado no vas a conseguir realizar una película mejor y en mi opinión, la de Spielberg no llega, a nivel de clásico, a esta versión de 1953 ni a la altura de los talones.
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Un marciano asoma la patita |
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MI MOMENTO FAVORITO: aquél en el que un cura va avanzando hacia las naves de los invasores
con una Biblia en la mano y rezando, manteniendo la esperanza de que sus rezos lo
salven de la muerte. Sin embargo la máquina invasora lo fulmina con un
rayo. Me llama la atención que hayan tenido los huevos, allá por 1953, de mostrar la muerte
de un cura, una figura aparentemente intocable cuya muerte podría parecer muy políticamente
incorrecta.
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El Padre Nuestro te va a llevar al Cielo |
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