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Marlon Brando y Jessica Tandy representando en
el teatro ''Un tranvía llamado deseo'' en 1947 |
Los requisitos para encumbrar un film
como obra maestra imperecedera del celuloide, suelen ser básicamente
éstos; ser una adaptación de una obra literaria de un escritor de
renombre, pertenecer a una época concreta de la historia del cine (a
poder ser superior al medio siglo), contar con la intervención de
rostros populares del star system del momento y venir bautizada con
la acreditación en la dirección de un realizador reputado (omitamos
el hecho de la relación del señor Kazan con la caza de brujas, lo
cual le hizo ganarse unos cuantos enemigos en su profesión, ya
mencioné este detalle por encima en mi comentario de
''La ley delsilencio''). Pues bueno,
''Un tranvía llamado deseo'' cumple todos
estos aspectos, así que, no iba a ser de otra manera, reseña que se
consulte sobre ella, reseña que la encumbrará como una
inconmesurable joya del Séptimo Arte. Hablando en plata estamos ante
otro de esos típicos pastiches petulantes para que los listillos de
turno discurran sus kilométricas parrafadas alabando tal aspecto y
tal otro para quedar de intelectuales.
''Un tranvía llamado deseo'',
debo hablar con total sinceridad, me parece un film por un lado
tedioso, por otro muy poco osado y por otro excesivamente cargante, y
me explicaré. El film es una adaptación de una obra de Tennessee
Williams, la cual no he leído (debo reconocerlo), pero cuyos
entresijos argumentales conozco de sobra. La obra literaria era la
mar de controvertida, teniendo en cuenta el momento en que fue
escrita (finales de los cuarenta), en la que se incluyen aspectos
como corrupción de menores, homosexualidad y una violación.
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La inconmesurable Vivien Leigh (la eterna Escarlata O'Hara de ''Lo que el viento se llevó'') es la frágil, delicada y chiflada Blanche DuBois |
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Stanley Kowalski (Marlon Brando), todo
un ejemplo de virilidad y machismo |
¿Qué
sucede? La película se realizó en 1951 y en ese momento la censura
en Hollywood era dura y severa, ¿resultado?, dichos aspectos de la
obra original en la adaptación cinematográfica fueron eliminados de
un plumazo, lo cual arrebata el potencial dramático del libreto que
visto en reflejado en el celuloide da una extraña sensación de
dudosa e incómoda exageración. La película cuenta como una mujer
de mediana Edad, Blanche, se traslada a vivir con su hermana Estella,
después de haberse quedado arruinada. Estella está casada con un
bestiajo del demonio, un machista y cenutrio redomado llamado
Stanley, cuyo choque extremo con la remilgada e híper sofisticada
actitud de Blanche, dará lugar al mayor contraste de situaciones
controvertidas, que acaban siendo el mayor atractivo del film. Iremos
siendo testigos del inevitable avanzar de Blanche, sumida en su
mundo, hacia la inevitable locura, lo cual transmite cierta lástima
y compasión. Todo tendrá lugar prácticamente, en el reducido
apartamento de ambos (puesta en escena muy teatral, respetando el
marco de la obra original), por lo tanto encontramos que el trabajo
actoral es vital para captar la atención del público. Vayamos por
partes, desde luego no veo nada que reprochar en este sentido, los
actores son de primera y sus respectivas encarnaciones de los
diferentes personajes que cada uno desempeña, son bastante
formidables.
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Stanley con su mujer Stella (Kim Hunter), hermana de Blanche |
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La sofisticación contra la rudeza |
En mi opinión merece ser destacada Vivien Leigh (la
eterna Escarlata O'Hara de
''Lo que el viento se llevó'') que se
llevó su segundo Oscar a la mejor actriz por este papel, ella
representa como nadie la fragilidad y la sumisión del personaje de
Blanche y ese toque lunático que acaba envolviéndola en un halo de
locura triste, la convierten por ende en el personaje más
entrañable. Por otro lado está el opuesto a Blanche, Stanley,
interpretado por un prácticamente aprendiz Marlon Brando (que venía
de hacer el mismo papel para el teatro). Seamos sinceros Brando (que
me parece un excelente actor) ha pasado a la historia más por marcar
sus prominentes musculos de aquélla (seguro que era el mojabragas
oficial del momento) enclaustrados de esas húmedas camisetas
ajustadas que portaba, que por la intensidad de su personaje, un
mameluco machista y cafre que pretende pisar a todo aquél que le
rodea atribuyéndose la razón en todo y que será el azote masivo de
la pobre Blanche. Quizás sea por ese enfoque incómodo del film (o
de la obra) de engrandecer a este personaje, siendo en realidad
alguien despreciable, ensalzándolo como algo así como un
grandilocuente ser que ''cala'' que su cuñada no es tan ''inocente''
como parece, como si este palurdo fuese digno de ser conmemorado por
alguna de sus becerras acciones, justificando así (en cierto
sentido) muchos de sus viles actos.
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Stanley da muestras, siempre que puede, de su exquisita ''finura'' |
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A la de una, a la de dos y a la de tres... ''Stelaaaa'' |
Al bueno de Brando le arrebató
el Oscar al mejor actor, Humphrey Bogart por
''La reina de África'',
en mi opinión de manera muy justa (Brando tiene papeles
infinitamente mejores, sin necesidad de ir yendo de
sex symbol rudo).
Secundando se encuentran Kim Hunter (la futura Zira de
''El planetade los simios'') como Stella, hermana de Blanche y mujer de Stanley,
ese ser que está en medio de la encrucijada y que día a día se
debate esa difícil misión de seguir ejerciendo de
punching ball de
ambos o cortarse las venas (galardonada con un merecido Oscar a la
mejor actriz secundaria); y Karl Malden, excelente actor que también
fue premiado con la estatuilla al mejor actor secundario, en esta
ocasión desde mi punto de vista, de manera injusta, pues competía
con él el magno Peter Ustinov haciendo de Nerón en la suprema
''Quo
Vadis'', un papel que para mí desde luego, se come con patatas al
señor Malden. Pero vamos con el tema argumental y aquí ya vamos
viendo las cagadas como adaptación, presentando las pertinentes
modificaciones (a consecuencia de la censura) que no sólo le restan
atractivo a la historia, sino que la hacen menos potente, menos
dramática y mucho más artificial. El film omite el hecho de que
Blanche se haya tenido que trasladar a vivir con su hermana, porque
se había acostado con un alumno en su ciudad natal, menor de edad,
convirtiéndose en una vergüenza y un deshonor.
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¿Tensión sexual no resuelta? |
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''Aquí en cuanto se descuida, a una la llaman vieja'' |
¿Qué pasa? Un
detalle escabroso y vital para comprender muchos de los aspectos
neuróticos de su comportamiento, esa promiscuidad que intenta
ocultar por medio de ese comportamiento recatado, se pierden y no se
entienden por lo tanto. Otro detalle es que se erradica de la
historia, el hecho de que el marido de Blanche, no sólo le fue
infiel (que lo fue, ya algo mazo jodido), sino que encima era
homosexual, y los cuernos que le plantaba era con hombres. ¡Pedazo
de tema controvertido! La pena es que no fue permitido incluirlo en
el guión del film y nuevamente todo el potencial dramático que
ofertaba dicho aspecto, queda anulado, el resultado es que, cuando se
saca a relucir el tema del marido (y su posterior suicidio), no
comprendemos la magnitud del ''problema'' que ello le acarrea al
torturado personaje. Y por último, tampoco somos testigos de la
violación por parte de Stanley a Blanche, escena mostrada sin
tapujos en la versión teatral, en el cine tuvo que ser erradicada.
En conclusión estamos ante una adaptación de un libreto potente,
controvertido donde los haya, lleno de dobles sentidos, de crítica
social, de arraigo cultural, muy cobardemente adaptado, muy
burdamente narrado y repleto de omisiones y cortes por todos lados.
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A Blanche se le va ya demasiado la olla |
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Considero que el Oscar de Karl Malden al mejor actor secundario
era más merecido ese año por Peter Ustinov en la gran ''Quo Vadis'' |
Por lo tanto el resultado final acaba siendo algo descafeinado que no
ha aguantado bien el paso del tiempo, una especie de semi-reflejo difuso
de algo que quizás pretendía ser emotivo, agresivo y calar al
público, pero que repito, el paso del tiempo lo ha convertido en un
relato sin garra, pesado (hacerme caso, que las dos horas que dura no
son precisamente muy llevaderas) acusando una lentitud de ritmo
evidente y con aspectos tan exagerados que resultan excesivamente
inverosímiles. Sí vale, nos queda un elenco actoral de primera, una
fotografía en blanco y negro preciosa y excelentemente cuidada, una
dirección solvente y un par de fotogramas que han trascendido a la
historia del cine gracias a los pectorales bien marcadetes del
apolíneo torso de Marlon Brando (los mismos que luego se
convirtieron en un inmenso amasijo de tocino grasiento), las típicas
banalidades que se sacan a relucir para aplacar las cagaditas de las
''joyas'' declaradas como ''obras intocables''. Hablando
sinceramente, no me atrapó este ''Tranvía llamado deseo'', no me
transmitió fuerza, ni drama, ni arraigo crítico; no, me transmitió
pesadez, confusión, perplejidad y cierta indiferencia. Por supuesto
sin restarle su peso icónico dentro de la Historia del Cine, pero es
lo que siempre digo, cada espectador debe decidir por sí mismo,
cuáles son sus obras maestras.
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"Siempre he dependido de la amabilidad de los extraños" |
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