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jueves, 19 de mayo de 2016

El caso de Lucy Harbin (1964) de William Castle



La enloquecida Lucy Harbin (Joan Crawford)
William Castle, rey de trucajes publicitarios para hacer llamativas sus películas a la hora de arrastrar peña a las taquillas,siempre fue algo así como un ''Hitchcock de segunda'', un tipo que imitaba en cierto sentido el estilo del maestro del suspense, ligado más al terreno de la serie B. No obstante, el tipo consiguió en su filmografía ciertas joyitas que acabaron adquiriendo gran prestigio, hasta el punto de convertirse en piezas de culto, como es el caso de la que nos ocupa. ''El caso de Lucy Harbin'' es un thriller interesantísimo, que el señor Castle realizó emulando el boom de las pelis con psicópatas que había puesto de moda la magna ''Psicosis'' (a la cual ya había emulado en su anterior ''Homicidio''), es más, contó en la elaboración del guión con Robert Bloch, autor del libreto original de la propia ''Psicosis''. El film inmortalizó la imagen mítica de una siniestra Joan Crawford, de característico peinado, con hacha en mano, transformándose en todo un icono del terror. 
 
Lucy Harbin a punto de dar el hachazo mortal

Lucy con su hija Carol (Diane Baker)
La Crawford, que se encontraba un poco venida a menos (ya habían pasado dos décadas de sus años más gloriosos en Hollywood), encontró su huequito en producciones de ''menor rango'' pero que la mantuvieron en gran estima entre los fans del género. No cabe duda que la presencia de la excepcional actriz le dio a la película un caché especial y especialmente gracias a ella, ''El caso de Lucy Harbin'' sigue siendo a día de hoy un clásico tan relevante. El film nos cuenta la historia de la propia Lucy Harbin, una mujer que asesinó a su marido (interpretado por un joven Lee Majors, futuro marido de la ''ángel de Charlie'', Farrah Fawcett) y a la amante de éste, a hachazo limpio, tras lo cual fue internada en un manicomio. Veinte años después, la mujer sale de la institución aparentemente curada y trata de recuperar la estabilidad con su hija y hacer vida normal. Pero justo entonces, los asesinatos se reanudarán, ¿está realmente rehabilitada la señora Harbin? El argumento, a día de hoy, puede parecer algo trillado, y su desenlace poco sorprendente, pero hay que tener en cuenta que el esquema propio del film se ha repetido incesantemente a lo largo de las décadas (no hablemos de lo que han utilizado los típicos telefilms de la sobremesa). 

¿Tiene Lucy ganas de seguir blandiendo el hacha?

Visualmente la película no es especialmente destacable, pero engancha, está realizada con soltura y creo que posee los ingredientes necesarios para constituir un buen thriller como Dios manda. A destacar la presencia de un desconocido George Kennedy, y ciertos toquecitos de violencia un tanto explícita para la época (sin pasarse de rosca, ¡claro!). Sin más ni más, un discretísimo clásico digno de rememorar aparte de contener una de las performances más recordadas y memorables de la Crawford, que demostraba ser una diva de la interpretación incluso en sus momentos profesionales menos llamativos.

¿Está Lucy como una cabra?

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