Powered By Blogger

domingo, 12 de julio de 2015

Campamento sangriento (2000) de Ralph Portillo



Trevor Moorhouse, la cutre copia de Jason Voorhees
¡Santa madre de Dios! ¡Qué sacrilegio, qué inmundicia, qué obscenidad, qué crimen! ¿A quién se le ha podido ocurrir la idea de hacer un mierdón tan grande, tan aburrido y tan carente de gracia como éste? En vez de ''Campamento sangriento'' deberían haberla llamado ''Truñaco infectado de mierda'', ese título le pegaría mejor. Esta roñosidad mal concebida por un grupo de mataos que se creían capacitados para hacer cine, viene a ser una especie de copia malísima e híper cutrísima de ''Viernes 13'' (bueno y similares acerca de psycho killers escabechinando mozalbetes en campamentos de verano), y cuando digo híper cutrísima, creerme, es que es híper cutrísima. He visto muchísimos bodrios mal realizados y porquerías vergonzosas de serie Z sonronjantes que al lado de esta basura, lucen como obras maestras. El film en cuestión nos cuenta la supuesta aparición en un campamentito de mierda, donde hay cuatro chavalines subnormales haciendo el mono, de un despiadado asesino llamado Trevor Moorhouse (que prota una máscara de hockey descaradamente similar a la de Jason Voorhees) que se pasea por ahí con una motosierra en mano (¡ojito, que mata con el trasto apagado!, ¡de risa!). 
 
Nenes idiotas junto a la típica hoguerita de campamento

Éste es el máximo de sangre que
se ve en esta rancia bazofia
Total que empieza a morir peña (asesinatos ridículos, con cero sangre, fuera de plano y fatalmente planificados) y se plantea un supuesto misterio que los avispadillos protas deberán resolver. Vamos, mierda elevada al cubo da como resultado este asombroso mojón, el cual tuve la desgracia de alquilar en el videoclub en VHS siendo un preadolescente. Llegué con la cinta a casa esperando ver un slasher potente y el chasco que me llevé fue tremebundo. Insisto, ''Campamento sangriento'' (que de sangriento no tiene nada) es un insufrible pedazo de roña fílmica, un esperpento abominable, caspa pura y dura pero de la mala, de la corrosiva, de la vírica. Es que no vale ni para pasar un rato entretenido, porque es tan rancia y tan descafeinada que acaba aburriendo hasta a las piedras. Un escupitajo bien gordo es lo que se merece. 

¡Huy cuidadín, que el Jason cochambroso está cabreado!

No hay comentarios:

Publicar un comentario