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viernes, 17 de julio de 2015

Polyester (1981) de John Waters



Explicando el funcionamiento del ''olorama''
Así sí, esto ya tiene otro color, seguro que más de uno de dijo estas mismas palabras a John Waters al ver ''Polyester'', cinta con la que pareció dejar atrás su pasado de cochambra fílmica y guarradas bizarras varias. No quiero decir esto que el director abandonase su particular sentido del humor, ''Polyester'' sigue guardando las características plenas que convirtieron a John Waters en un director muy peculiar dentro de su estilo (véase zafiedades, mal gusto, escatología, etc.), sin embargo el propio autor comenzó a contenerse (gracias a Dios) en pro de hacer su cine, digamos, un tanto más comercial, asequible y digerible por parte de un público más amplio. Así pues, ''Polyester'', muy al estilo Waters, nos presenta una graciosa caricatura de la familia ''perfecta'' norteamericana, desdibujándola y haciendo un grotesco retrato de ella (tema muy recurrente en sus películas). Tenemos a una elegante y fina ama de casa con sobrepeso, Francine Fishpaw (interpretada por el travello gordo Divine, fetiche de Waters, el cual ya había dejado atrás esos tiempos en los que devoraba excrementos por órdenes del dire), la cual vive su propio y particular infierno, ya que su familia es un cuadro de tenebrismo absoluto. 

La gorda borracha protagonista, Francine Fishpaw (Divine)

La hija ninfómana de Francine se va por ahí a hacer guarrindongadas
Su marido es un guarro, posee un cine donde proyecta películas porno, lo que provoca las protestas de los más remilgados del barrio donde habitan, y que además le es infiel, su hija es una putita ninfómana alocada que además no tiene ningún pudor a la hora de proclamar sus múltiples escarceos lujuriosos por ahí y su hijo, un colgado de mucho cuidado, drogata y para colmo un psicópata obsesionado con ir pisando salvajemente a la peña que se encuentra (sí, una especie de perturbación muy extraña que lo excita). Normal con este percal, que la pobre mujer se sumerja en el alcohol y la depresión, hasta que un día es conquistada por un seductor (Tab Hunter), con quien ve la oportunidad de salir de su vida de mierda. Bueno, excentricidades made in Waters siguen desfilando por la pantalla, convirtiendo a ''Polyester'' en una desmadrada comedia en la que su autor aprendió a ser más comedido, para agrado del público. 

El guarro del marido de Francine, poniéndole los cuernos con esta
fulanona (Mink Stole, también actriz fetiche de John Waters)

Francine tiene fantasías con el pizzero
Realmente fue la primera peli de su director que me llegó a agradar y durante un tiempo siguió en esa línea de ''fina vulgaridad'' consiguiendo joyitas la mar de entrañables (véase las posteriores ''Cry Baby (el lágrima)'' o ''Los asesinatos de mamá''). Como curiosidad, Waters se reservó sus escatologías de turno para los espectadores de la sala que acudieron a ver la peli. Waters se sacó de la manga una especie de sistema que suponía toda una herramienta de marketing experiencial llamada ''olorama''. Consistía en unas tarjetitas, marcadas con números, que los espectadores debían ir oliendo cuando dicho número de cada tarjeta hiciese su aparición en pantalla (en la peli pueden seguir viéndose dichos números), dichas tarjetas tenían esencias nada agradables (véase basura,  mierda y sucedáneos), ¡vamos, marca Waters! (por lo menos nos lo ahorró en pantalla).

Francine recupera las ganas de vivir gracias a su amante Todd (Tab Hunter)

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