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jueves, 4 de agosto de 2016

Dagon, la secta del mar (2001) de Stuart Gordon



La pareja protagonista, Paul (Ezra Godden) y Bárbara (Raquel Meroño)
Interesante película de serie B, producida por la Fantastic Factory (compañía española ya desaparecida), dirigida por Stuart Gordon (autor de joyas como ''Re-animator'' o ''Resonator''), con su inseparable Brian Yuzna ejerciendo labores de producción y basada en un relato de H. P. Lovecraft, elementos bastante destacables como para no darle una oportunidad. El film en sí, es malucho, no nos vamos a engañar, pero tiene encanto (tampoco se le pueden pedir peras al olmo, estamos ante una peli bastante precaria y de presupuesto escaso) y hay que decir que para ser bastante modesta, supieron sacarle partido. La historia va sobre un par de parejas que están de viaje en un barquito, cerca de la costa de Galicia. A todo esto, sufren un accidente y la embarcación zozobra, una de las parejas (Ezra Godden y la española Raquel Meroño) consigue escapar y acuden a un pueblo cercano a pedir ayuda. 

Unos pueblerinos muy poco amables

Macarena Gómez es una mutante muy sexy
El pueblo en cuestión se llama Imboca, y lo que encontrarán en él será muy distinto a lo que se imaginaban. Sus extraños habitantes intentarán darles caza, con la única razón de convertirlos en el banquete principal durante una ceremonia de adoración a su Dios, Dagon, un ser marítimo monstruoso y aterrador. Mutaciones, ritos sangrientos, desnudos persecuciones, gore; serán los elementos que componen una peliculilla como dije, malilla, pero con un puntito kistch muy adorable y resultón (muy de los ochenta), puro espíritu de serie B como Dios manda. A destacar la participación de una magnética Macarena Gómez (más recordada por ser la hija de Estela Reynolds en la serie ''La que se avecina'') haciendo de una sirena mutante, que desprende una belleza siniestra que me ha recordado mucho a una Barbara Steele o a cualquier otra musa de la Hammer. 

Así se despidió Paco Rabal del cine

Y también decir como curiosidad que fue la última película de Paco Rabal, el cual murió poco tiempo después y cuyo personaje además, tiene una muerte horrible. La película en líneas generales no me disgustó, visualmente cumple muy bien, su atmósfera resulta muy inquietante (capta a la perfección es estilo Lovecraft), tiene efectos especiales chulos, maquillajes muy conseguidos y bastante visceralidad (hay escenas asquerosillas no aptas para los más remilgados); además el final me moló un huevo. En resumidas cuentas, con muy poquito se puede uno pasar un rato distraído, lo que cabría esperarse del dúo Gordon/Yuzna, los devotos del fantástico no muy exigentes sabrán disfrutarla en su justa medida.

Lista para el sacrificio

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