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viernes, 3 de junio de 2016

Jaula sin techo (1973) de Ted Post



La familia Wadsworth es un cuadro de mucho cuidado
Una entrañable, curiosa y original joyita de serie B setentera, la cual podría ir enmarcada por ciertas características dentro del denominado ''terror de viejas'' al estilo ''¿Qué fue de Baby Jane?'', salvando las distancias. La peli trata sobre una joven asistente social (Anjanette Comer), que debe hacerse cargo de un caso muy particular. Cuando visita a la familia Wadsworth, compuesta por la viejuna gobernanta, sus dos hijas (un cuadro más macabro que ''Cenicienta'') y su ''bebé'', y si pongo lo de ''bebé'' entre comillas, es porque este pequeñín en cuestión tiene 21 años, pero lo tratan como su fuese pues eso, un bebé. O sea que el chaval no sabe hablar (sólo emite sonidos guturales), le ponen pañales, e incluso lo tienen instalado en una cuna (de ahí me imagino el imaginativo título en español ''Jaula sin techo''). Total, que la asistente social, en apariencia, velará por el bien del ''pequeño'' y lógicamente, intentará quitárselo a las tres pedorras que lo tienen así debido a su mala crianza. 

Ver para creer, ¡un bebé de 21 años!

El ''bebé'' necesita cuidados
Lo que pasa es que las arpías no están dispuestas a perder al ''pequeño'' de la familia así como así, y claro, se desatará una encarnizada lucha, de la que nadie se libra incluso de recibir un hachazo (literalmente). De la película se puede destacar su atmósfera opresiva, casi toda la acción se desarrolla en el interior de la casa de los Wadsworth y ésta desde luego, transmite mal rollo constante, como si cada rincón de la casa nos diese pistas de que algo trágico está por acontecer. Las actuaciones están bastante correctas (tanto del cuartero femenino como la del chaval que hace del bebé mongoloide) y el ritmo va in crescendo hasta llegar a un final inesperado que le da una vuelta de tuerca a todo el argumento. La verdad es que me dejó con un gratísimo sabor de boca este discreto film, tiene suspense, cierto toque de humor y la suficiente tensión como para mantenerte pegado al sillón de principio a fin. 

¡Qué mal rollo se respira en esta casa!

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