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domingo, 11 de enero de 2015

La escalera de caracol (1945) de Robert Siodmak



Helen (Dorothy McGuire), la sufrida protagonista muda
Si remontamos la vista atrás, siempre se suele apuntar como films referenciales en sí de lo que se acabaría consagrando como el slasher (subgénero caracterizado por la presencia de un psicópata que mata a diestro y siniestro, en líneas generales), el film británico "El fotógrafo del pánico" y la magna obra maestra de Hitchcock, "Psicosis", ambas obras de 1960. No obstante, si seguimos echando la vista atrás (y es algo que me parece peculiar porque no lo he visto reflejado en practicamente ninguna reseña ni crítica que se le ha dedicado) desde mi punto de vista, esta particular joyita, perfectamente podría quedar enmarcada como una primigenia pincelada a configurar el popular subgénero. Obviamente, "La escalera de caracol" dificilmente podría considerarse como un slasher, a nuestros ojos actuales, pero mirándola con detenimiento, realmente encontramos (ya por esas antiquísimas fechas) todos los elementos que vendrían siendo necesarios para construir un slasher en toda regla; un psicópata misterioso, un lugar sombrío y apartado, víctimas, crímenes y una joven desvalida, indefensa y muy inteligente que tendrá que plantarle cara a su némesis asesina en un tensísimo y atemorizante final. 

Helen son su jefa, la inválida señora Warren (Ethel Barrymore)

Vigilada por el asesino
Una de las críticas con las que se la coronó en su época decía esto: "ni el mismo Hitchcock podría haberla hecho mejor"; premisa muy directa y con la que vengo a estar muy de acuerdo. Y es que esta peli presenta la perfecta combinación de factores tan aguerridos al maestro del suspense, lo cual la hace estar muy en la línea de la obra del magno director. No obstante, Robert Siodmak, más aunado al cine negro que al thriller, demuestra una excelente técnica y un gran saber hacer a la hora de construir una peli la mar de sólida y efectiva. El argumento nos sitúa, casi durante toda la acción acontecida, en el interior de una enorme mansión, cuya dueña es una anciana inválida (la veteranísima Ethel Barrymore). A su servicio se encuentra una criada muda (excelente Dorothy McGuire), la cual se convertirá en el punto de mira de un perturbado asesino que ronda por la zona y el cual se despacha a gusto matando jovencitas, las cuales presentan algún tipo de discapacidad. Una noche de tormenta, la pobre joven vivirá una intensa pesadilla dentro de los muros de dicha mansión. 

La mítica "novia de Frankenstein" (Elsa Lanchester)
haciendo de sirvienta, en la penumbra

Un asesinato sutil y elegantemente filmado
Vista hoy en día, quizás la trama resulte un tanto previsible, sobre todo en el tema de la ocultación de la identidad del asesino, pero claro, hay que tener en cuenta la cantidad de años que pesan sobre ella y que el mismo tema argumental ha dado cien millones de vueltas a lo largo de una innumerable estela de films que en resumidas cuentas se han apoyado en clásicos como éste, para labrar sus referencias. Desde mi punto de vista, es una obra magistral, un thriller memorable cargado de tensión, estupendamente ambientado, visualmente muy atractivo (véase lo poéticas y sutiles que resultan las filmaciones de los asesinatos, y más con esa preciosa y elegante fotografía en blanco y negro) y soberbiamente interpretado (en especial me sigue haciendo especial mella la increíble performance de la prota Dorothy McGuire). En fin, un excelente clásico inmortal e imperecedero.

¡Cuidado, que el asesino aguarda por los rincones!

*MI MOMENTO FAVORITO: el tenso tramo final acontecido en la propia escalera de caracol que da título a la película. 

Parece que algo se mueve entre las sombras

1 comentario:

  1. wow, toda una joya, genial recomendación no puedo esperar a verla, luego comparto mis impresiones, un saludo

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