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lunes, 30 de marzo de 2015

Cleopatra (1934) de Cecil B. DeMille


 
Cleopatra (una seductora Claudette Colbert)
Estamos en Semana Santa, época del año idónea para recordar esos míticos films épicos que tantas y tantas veces hemos visto (aunque fuese de refilón) emitidos por la tele. Aquí traigo una superproducción de la época dorada de Hollywood, un clásico bastante olvidado en especial debido a la magnánima atención que acaparó su posterior versión de 1963 protagonizada por Elizabeth Taylor. ''Cleopatra'' es una excelente joyita de cine épico, orquestada por el profesional Cecil B. DeMille (experto en producciones de lo más rocambolescas y cargadas de parafernalia visual). En ella se nos relata la historia de la sensual y apasionada reina egipcia, la cual fue capaz de hacer postrar a sus pies a dos rudos dirigentes del imperio romano, el emperador Julio César y soldado Marco Antonio. La performance de Cleopatra corrió a cargo de una deslumbrante Claudette Colbert, actriz encumbrada en dicho momento en Hollywood (de hecho el mismo año, en 1934, se hizo con un Oscar a la mejor actriz por la rancia comedia ''Sucedió una noche''). 
 
Cleopatra se camela al emperador Julio César (Warren William)

Al pobre Julio lo van a dejar como un colador
Sé que a día de hoy cuando se menciona a Cleopatra en el cine, a todos se nos viene a la cabeza la imagen de Elizabeth Taylor, la cual ha quedado más mitificada dentro del Séptimo Arte, aunque debo decir que Claudette Colbert nada desmerece en su encarnación de la reina de Egipto. Colbert resulta provocadora y sensual (de hecho es increíble lo subiditas de tono que resultan algunas de las escenas en las que la protagonista se ve envuelta de connotaciones de carácter sexual -así como sus ceñidos modelitos-, teniendo en cuenta la época de realización del film, más cuando ya había comenzado la aplicación del restrictivo código Hays), y magna en todas facetas que va representando su personaje; dominadora, seductora, apasionada, etc. El resto del reparto se limita a cumplir de manera decente con las respectivas exigencias de sus personajes, sin resultar ninguno especialmente llamativo en comparación con la figura estrella femenina. 

Lujosísima puesta en escena

El rudo Marco Antonio (Henry Wilcoxon) también
caerá rendido ante los encantos de Cleopatra
El film resulta ameno y efectivo a la hora de entretener, es más siendo sinceros, lo devoré con más entusiasmo que el mamotreto excesivamente alargado que supone la versión de Mankiewicz de 1963, en el básicamente se cuenta lo mismo (obvio, ¿no?), pero aquí más escueto y simplificado, afortunadamente (y es que siempre insistiré que cuatro horas para una película es excesivo, se mire por donde se mire). En cuanto al apartado visual, la película se lleva la palma. Muy en la línea que caracterizaba a su director, ''Cleopatra'' representa un lujoso despliegue de medios (recalco, teniendo siempre en cuenta las limitaciones de la época y el porrón de años que ha pasado por ella); su dirección artística es brillante (pasando por alto que a veces los escenarios canten que son de cartón piedra), ídem de la preciosa fotografía en blanco y negro (premiada con un Oscar), diseño de vestuario y cuidadas escenas de acción (el tramo de la batalla final, es prodigioso, sobre todo gracias al uso de un ágil montaje). En líneas generales, estamos ante una ejemplar muestra de cine épico, ciertamente el paso del tiempo ha hecho mella en ella en varios aspectos (algo inevitable), pero a grandes rasgos creo que perfectamente puede seguir siendo disfrutada hoy en día, en especial por esos admiradores del buen cine clásico. 

Cleopatra aguarda espléndida (como siempre) un cruel destino

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