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El periodista sin escrúpulos Chuck Tatum (Kirk Douglas) |
Grandiosa y devastadora
obra maestra de Billy Wilder, el cual no sólo nos expone un
excelentísimo film para poder ser degustado como tal, sino que
también se marca una magistral crítica social contra el amarillismo
y la manipulación por parte de los medios de comunicación. La peli
arranca con un periodista, avispado, sin escrúpulos y propiamente
dicho, muy manipulador (genuino Kirk Douglas), que comienza a
trabajar en un pequeño diario provincial en Nuevo México, tras
haber fracasado en un trabajo anterior, de más prestigio, por culpa
de su adicción al alcohol. No obstante, ve el modo de volver a
escalar puestos en su profesión y convertirse en un informador
exitoso y destacado cuando acontece una desgracia, un pobre minero se
ha quedado atrapado en un túnel, tras derrumbarse sobre él unas
pesadas vigas de madero. Aquí es donde nuestro prota intentará
sacar tajada, no sólo él, todo el pueblo convertirá ese triste
acontecimiento en un espectáculo carnavalesco; los políticos del
sitio se servirán para hacer campaña y hasta los hay que lo
utilizarán como fines comerciales, cuando la noticia ha abarcado una
cobertura nacional y el tema se ha convertido en interés de un
público amplísimo.
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Tatum está dispuesto a todo por destacar como periodista |
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El pobre sepultado vivo, Leo Minosa (Richard Benedict) |
El desgraciado del protagonista, tendrá la poca
vergüenza de hacer creer al sepultado que es su colega y que se
interesa por su salud y porque lo saquen pronto del agujero, pero no
es así, el muy cabrón intenta retrasar lo más posible el rescate
porque cuanto más días permanezca la víctima en medio de la
desgracia, más noticia habrá para contar. La mujer del pobre
desgraciado, una malévola rubia platino de mucho cuidado (Jean
Sterling), tampoco será una pieza de gran ayuda para ayudar a su
pobre marido, la muy zorra se muestra fría e interesada a pesar de
que cuando muestra su verdadera cara, dan ganas de partírsela, se
hace duro justificar tal ataque de machismo agresivo del que es presa
por parte del fortachón protagonista. Total, que la hipocresía
reina en el ambiente, un pobre hombre se va muriendo poco a poco con
la esperanza falsa de que va a ser salvado y a tener más vida por
delante y la cruda realidad, es que es un peón en un juego de
intereses cuyos partícipes no son más que gentuza deshumanizada.
Esa realidad mostró Wilder muy fervientemente, tristemente es un
retrato bastante fidedigno de la triste realidad, pues a mí en lo
personal el film me hizo acordarme de un atroz caso que tuvo lugar en
1985 en un pueblo llamado Armero en Colombia.
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Violencia machista contra la mujer de Leo, Lorraine (Jan Sterling) |
El 16 de Noviembre de
dicho año, el volcán Nevado del Ruíz entró en erupción y arrasó
el pueblo, una niña llamada Omaira Sánchez quedó atrapada por el
fango y restos de su propia casa destruída y durante tres días
estuvo siendo filmada por diversos equipos de televisión. Mientras
la niña se iba muriendo poco a poco, se fue recogiendo sus últimos
instantes de vida y así fue como su agonía quedó reflejada en
pantalla. ¡Muy triste, la verdad! Es curioso que los medios para la
filmación y captación llegasen antes que los que posibilitasen su
salvación y recuperación, pero así fue y eso fue real, porque por
muy terrible que sea la historia de ''El gran carnaval'' no es más
que una película, pero lamentablemente la atroz realidad siempre
supera la ficción. En resumidas cuentas es una joya imprescindible
para disfrutar y reflexionar, que no está mal hacerlo de vez en
cuando.
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R.I.P. Omaira Sánchez (1972 - 1985) |
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