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lunes, 14 de julio de 2014

Diamantes para la eternidad (1971) de Guy Hamilton



James Bond vuelve a tener el rostro de Sean Connery
Después del pinchazo que había supuesto "Al servicio secreto de su majestad", los productores de la saga de James Bond se vieron en una difícil tesitura, por aquel entonces. Temerososo de que el interés por dicho personaje, para el público, ya se hubiese visto insuficiente e incapaces de buscarse otro tipo de artimaña que asegurase de nuevo un éxito esperanzador para el futuro de la saga, éstos no se lo pensaron dos veces: la solución a la catástrofe era hacer que Sean Connery retornase nuevamente. Y curiosamente lo consiguieron, a pesar de que Connery ya llevaba tiempo jurando y perjurando que no volvería a vestir el elegante smoking del angente secreto, pero claro la cuantiosa suma que le pagaron (todo un récord, en lo referido al sueldo de un actor, en ese momento), fue lo suficientemente jocosa como para que el actor escocés se liase la manta a la cabeza y volviera a meterse en la piel de su más famoso personaje. Por un lado, todo sea dicho, consiguieron fraguar la metedura de pata de haber permitido que el sosainas de George Lazenby metiera las narices en la saga, coronándose como merecimiento como el peor Bond de todos los existentes (bueno, hasta que llegó Daniel Craig, que para mí no hay mayor desastre que su espantosa elección). 

Blofeld también tiene nuevo rostro, el de Charles Gray

Un par de asesinos bujarrillas (Putter Smith y Bruce Glover)
No obstante, "Diamantes para la eternidad" es una película bastante rara y obviamente, muy poco trabajada a nivel argumental. De hecho, el guión me parece un desastre, porque se nota que no se lo curraron demasiado, debieron de pensar que con la excusa de traer de vuelta a Connery ya aquí valía todo. Hay que recordar que al final de la película anterior, Bond (encarnado por Lazenby) se había casado y que su archienemigo Blofeld, asesinó a su amada esposa. Fue la primera vez que vimos a un Bond enamorado de verdad y el inicio de este nuevo film, enlaza en cierto sentido con el anterior, Bond (ahora Connery) busca a Blofeld desesperadamente para vengarse y tras localizarlo, consigue su propósito y lo mata. Todo esto ocurre en la escena pre-créditos, un prólogo decente (aunque muy apresurado) que nos da indicios de que va a existir continuidad con respecto al film que le precede. Pero aquí acaba todo. A continuación la peli prosigue omitiendo todo rastro de la escena que abre el film, Bond elimina todo rastro de sentimientalismo y actúa como si su entendible pena ante la pérdida de su esposa, hubiese desaparecido. 

La chica Bond del film, Tiffany (Jill St. John)

A Bond casi lo fríen dentro de un ataúd
La película presenta una trama en la que Bond se verá implicado en un asunto de tráfico de diamantes. Resulta que Blofeld, realmente no está muerto, ahora incluso se ha hecho la cirugía estética y presenta un nuevo rostro (ahora es Charles Gray, quien ya había aparecido en una peli de Bond anterior, "Sólo se vive dos veces", interpretanto otro papel distinto); esto ya descoloca un poco, pero obviando esta disparato giro argumental, veremos como él y 007 vuelven a verse las caras, pues no podía ser de otra manera, el líder de Spectra, anda detrás de todo el asunto que el agente secreto deberá desmantelar. Los villanos han creado un satélite espacial, capaz de disparar un láser, que además lleva incrustrados diamantes que sirven para intensificar su potencia, con esta arma el malvado Blofeld pretende destruir todo lo que se le antoje, a no ser que se cumplan los objetivos de sus chantajes a las Naciones Unidas. En su lucha contra el mal, Bond deberá lidiar con una pareja de matones (de homosexualidad latente) al servicio de Spectra, a la par con unos traficantes de diamantes y con dos tiarronas buenorras (una negra y otra blanca) llamadas Bambi y Pluto (¡vaya nombrecitos!), que le propinarán en una hilarante escena, una buena paliza. 

Bond no pierde el tiempo con Tiffany

La sensual Plenty O'Toole (Lana Wood, hermana de Natalie Wood)
Lo más mosqueante es que esa confrontación vengativa de Bond contra el asesino de su esposa, se ha difuminado, no queda ni rastro, es como si los guionistas hubiesen eliminado a propósito todo rastro de lo que había supuesto "Al servicio secreto de su majestad", lo cual al espectador, le deja muy confundido. Por ello y por muchas otras cagadas argumentales, "Diamantes para la eternidad" es muy irregular y flojucha. Posee buenos momentos, véase persecuciones, peleas, escenas de acción variadas; pero también comprobaremos como la seriedad característica de la saga, se ha perdido, incorporando ciertos toques de humor que se convertirían además en característicos en posteriores películas de 007, sobre todo cuando a partir de la siguiente, "Vive y deja morir", el agente secreto pase a ser interpretado por Roger Moore. Para encima, el final queda abierto, pues el enigma de la erradicación del satélite con los diamantes ni se llega a resolver y para colmo, el villano Blofeld, queda vivo nuevamente y escapa. ¡Qué cansinos! Y es que encima, podremos comprobar que, la siguiente película de la saga, tira por otros derroteros y no ofrece continuidad con el final de ésta. Lamentable cagada, señoras y señores. 

Persecución en Las Vegas
 
Como ya he dicho antes, sus realizadores descuidaron mucho, pero muchísimo, la concepción de un nuevo film de Bond con la seriedad que requería y se apresuraron sin más a ir a la caza de la pela fácil con el reclamo de contar nuevamente con la estrella que lo había convertido en popular, Connery. Y vale, se agradece la presencia de Connery, pero es que no podemos negar lo evidente, "Diamantes para la eternidad" queda absurdo en múltiples momentos y por ello resulta muy difícil no tomársela a cachondeo de manera involuntaria. Por lo menos les sirvió para que hubiese una remontada, pues sin ser un éxito tan grande como otras pelis anteriores de la saga, "Diamantes para la eternidad" logró captar más la atención del público de lo que lo había conseguido su antecesora. Lo que más mola es la canción de los títulos de crédito, "Diamonds are forever" (nominada al Oscar), interpretada por Shirley Bassey, la misma que había interpretado a su vez, el tema de "Goldfinger".
 
Bond peleando contra Bambi y Pluto

*MI MOMENTO FAVORITO: el prólogo en el que veremos como Bond (Sean Connery) despacha su resentimiento contra Blofeld (Charles Gray) sin miramientos.

¡Toma hostia!

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