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lunes, 28 de julio de 2014

La noche de los muertos vivientes 2 (1972) de Bob Clark



Costaría decidir cuál de éstos es más imbécil
Parece mentira que el mismo autor de joyitas del género de terror como "Crimen en la noche" y "Navidades negras", lo haya sido también de esta insufrible mierda. Y es que esta suprema porquería fue el debut en la dirección de Bob Clark, acreditado en esta ocasión como Benjamin Clark, quien con muy pocos medios y un grupito de colegas (su inseparable Alan Ormsby, guionista de profesión, aquí haciendo pésimas labores actorales) nos "regaló" esta apología de la cutrez y la caspa más inmunda, un film malísimo ya desde su inicio y del que nada puede ser destacable (para bien me refiero). Mencionar que a esta "Niños, no jueguen con cosas muertas" (que vendría a ser la traducción de su título original), con todo el morro y una labor explotativa vergonzosa, en España se le colocó para su distribución, el título de "La noche de los muertos vivientes 2", para emparentarla con la magna obra de George A. Romero, y aprovecharse de su tirón comercial, con la que nada de relación guarda, obviamente. 

Haciendo el moñas con un muerto

Y siguen haciendo el moñas con el muerto...
La película es un cagarro aburridísimo, cuenta como un grupito de actores de tres al cuarto (todos unos hippies harapientos y subnormales), llegan hasta una isla retirada para filmar no sé qué hostias. Total, que el líder de todos ellos (Alan Ormsby, menos mal que no volvió a actuar nunca más en su vida, demostró desenvolverse mejor en el terreno de la guionización -de él es obra la posterior obra de Clark, "Crimen en la noche") decide gastarles una broma muy macabra y comienza a hacer el canelo con un cadáver desenterrado, luego mediante un ritual de magia negra o no sé qué pollas, hará que los muertos del lugar resuciten y que decidan darse un festín con todo el que pillen. En sí yo no sabría bien cómo definir este mojón, si como una sátira, una parodia de las películas de zombies, una tomadura de pelo o el resultado de una noche de drogas y alcohol. 


...y así durante ¡setenta minutos! (eso no hay cuerpo normal que lo resista)

Al final los muertos se levantan...
Es verdaderamente inclasificable, pero en el mal sentido. Los primeros setenta minutos (sí, sí, ¡setenta minutos!, de los ochenta y poco que dura) son el mayor de los despropósitos; no haremos más que ver a los imbéciles de los protagonistas haciendo el canelo, sin que ocurra nada interesante. Al final, ya en el último cuarto de hora (cuando seguramente ya estamos hasta los cojones de aguantar este coñazo), es cuando salen cuatro zombies, con unos maquillajes de pena (y no vale achacarlos a la época o su bajo coste, mismamente "La noche de los muertos vivientes", había deslumbrado anteriormente, con un trabajo impecable y no precisamente con unos medios superiores), y se dan un festín de carne humana (ahí asomará tímidamente algún ramalazo gore, pero nada del otro mundo). En conclusión, a mí francamente me parece un insulto al género, una auténtica porquería que inmerecidamente se ha ganado un cierto estatus de culto (probablemente por el nombre de su autor y su repercusión posterior, porque sino no me lo explico), una mierda tan intragable que se merece todos los descalificativos que se le quieran achacar. En serio, creo que es una de las peores basuras que he tenido la desgracia de ver en mi vida, porque encima es que aparte de ser un engendro (hablando de sus desvirtudes técnicas), no vale ni para pasar un buen rato. ¡Abominable!

...y se les abre el apetito, ¡claro!

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