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martes, 7 de octubre de 2014

Saw 5 (2008) de David Hackl



Aquí copiando un poco a Edgar Allan Poe
Ya más que muerto Jigsaw, su legado había encontrado un sucesor para que los productores de "Saw" siguieran sacando tajada en la taquilla (y ¡vaya si lo consiguieron!). La inefable quinta parte me pareció un mojón insufrible a la altura de la tercera, un petardo repetitivo hasta el extremo en el que el "tú decides" ya apesta lo suyo. Nada nuevo bajo el Sol, un puñado de peña atrapado en un sin fin de trampas, de las que ni el tato va a salir con vida; un policía gilipollas haciendo el canelo en sus intentonas ridículas para pillar al nuevo Jigsaw, el muñecarro de los cojones diciendo las mamarrachadas de turno a los futuros condenados a muerte y un sin fin de incongluencias que componen un espectáculo absurdo a la par de sangriento; eso sí, hay que hacerles pam pam en el culete a los realizadores de los efectos especiales, en esta ocasión en sendas ocasiones cantan a la legua las técnicas infográficas en detrimento de los efectos de maquillaje artesanales, ¡craso error y cagada monumental! 

Nuevos fiambres para las trampas de Jigsaw

Me ha hecho especialmente gracia una de las críticas que pude leer con respecto a "Saw 5". Un papanatas intelectual que va de entendido, un tal Gregory Kirschling, le dedicó esta perlita a la peliculita que nos ocupa: 

"Los valores de su producción la han convertido en una cutre película de terror, tanto que ''Saw V'' tiene más en común con lo kitsch de ''Viernes 13, Parte V'' que con la original ''Saw''."

Aquí el menda acaba sustituyendo a Jigsaw
La verdad, me cansa bastante leer este tipo de comparaciones entre la saga de "Viernes 13" y la de "Saw", en detrimento siempre de la primera con respecto de la segunda (la cual todavía no entiendo el porqué, muchos la señalan como un alarde de originalidad y sinónimo del no va más dentro del género). Lo primero porque me parece que ambas son lo suficientemente distintas como para elaborar un cierto paralelismo entre ellas (a excepción de que ambas son sagas de un grandísimo número de secuelas y que han conseguido unas cifras astronómicas en las taquillas de todo el mundo). Lo segundo (me va a salir el espíritu defensor hacia "Viernes 13" porque le tengo un cariño infinitamente mayor que a la bazofia de "Saw"), porque entre una y otra distan casi treinta años por lo que puestos ha hablar de innovación en lo referido al género de terror, me parece que "Viernes 13" podría llevarse la palma mucho más que "Saw", puesto que ha sido un clásico inspirador de un sin fin de refencias mientras que la parásita saga creada por James Wan ha supuesto en su mayoría el reciclaje y la recopilación de pasajes ya vistos en múltiples films anteriores. 

Ahí tirando de morralla digital

A ver quien es el guapo que aguanta con ese temple esta serrería
Lo tercero porque en tres décadas el nombre de "Viernes 13" y el carisma de su icono por antonomasia, el asesino Jason, no ha quedado obsoleto y su justificada catalogación como clásico me parece que consigue hacerla merecedora de un mayor prestigio que el que tiene el bochorno de "Saw", que es como suele decirse, de antes de ayer. Y lo cuarto, porque "Viernes 13" no ha necesitado recurrir a la absurda pretenciosidad, ni ir del palo de ser un saga de "terror inteligente" para gafastas, como sí lo ha hecho el cultillo que gira entorno a "Saw", que tildan las peliculas de esta inefable saga como de "thrillers inteligentes", cuando no son más que meros vehículos de hemoglobina y gore gratuito, para satisfacer la morbosidad de los más acérrimos de la casquería más casposa. En conclusión, para mí a estas alturas este mojón de saga ya está más que de más. Fue muy rentable en taquilla, por ello, era obvio que no iba a parar; Jigsaw (o su puta madre) iba a volver a dar por culo al personal con sus frases filosóficas y sus macarradas sanguinarias sin sentido ni lógica. Una basura que pretende sorprender, pero aburre, pretende sobresaltar pero te acaba haciendo reir (por favor, la escena de la traquotomía con el bolígrafo, hizo que me descojonara de lo ridícula que resulta) y en resumidas cuentas, acaba aburriendo ante su inefectividad de ofrecer un mínimo golpe de gracia. ¡Un cagarro de proporciones bíblicas!

La escena más involuntariamente cómica de la película;
la inverosímil y absurda traqueotomía

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