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miércoles, 29 de octubre de 2014

Vincent (1982) de Tim Burton



El prota, Vincent Malloy, que sueña con ser Vincent Price
Si no me equivoco, "Vincent" es el primer trabajo íntegramente conservado de ese artista tan especial como excéntrico llamado Tim Burton. En 1982, Burton trabajaba para la Disney, productora con la cual tuvo sus confrontaciones, pues no casaban precisamente con su particular gusto estético para la animación, al considerarla un tanto siniestra para lo que la factoría representaba para su público. Razón quizás no les faltaba en parte, por lo cual agradecemos que Burton echase a andar por su cuenta y se acabase convirtieron en el prodigioso artista que acabó siendo, y como tal, nos regalase obras de portentosa imaginación e inconfundible estilo. "Vincent" representa en 6 escasos minutos, todo lo que esa esencia característica de su autor, lo elevaría a lo más alto del estrellato cinematográfico, con todos los méritos del mundo. "Vincent" es algo maravilloso, una obra macabra, aterradora, surrealista, oscura, a la par de bella, espectacular y absolutamente digna de admirar. 

Desde sus inicios Tim Burton dio muestras de su arraigado e inconfundible estilo

Estampa cien por cien burtoniana
Rodada en stop motion y narrada (en su idioma original) por el magno Vincent Price (¡qué gran actor!, ¡qué talento!, ¡qué porte tenía este señor!), Burton nos sumerge en la mente de un personaje llamado Vincent Malloy, quien se recrea en su mundo interior, haciendo uso de una imaginación desbordante que le lleva a considerarse a sí mismo, el propio Vincent Price. A lo largo de los seis minutos, Burton hace una reflexión personal (seguramente él mismo se autoretrataba en este personaje ciertamente marginal) de la soledad, del mundo interior de uno mismo (con reminiscencias a Edgar Allan Poe y ese terror tan clásico, del cual el propio Price ha sido uno de los máximos esponentes), aportando ese toque tan personal que acabaría resultando la marca de fábrica de su carrera posterior. En lo personal creo que estamos ante una deslumbrante obra de arte, 6 minutos bastan para emocionar, reír, llorar, y quedarse atónito ante las perversiones tan maravillosas que este nóvel artista comenzaba a brindar, su primordial punto de partida, la clave de su inconfudible estilo. Vamos, que no hay que perdérsela, ¡leñe!

Un joven Tim Burton con el gran Vincent Price, que ofrece su voz al corto

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