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viernes, 29 de julio de 2016

La pequeña tienda de los horrores (1986) de Frank Oz



El pringadete Seymour (Rick Moranis) con la pequeña planta carnívora
Realmente no estamos ante un remake al uso del barato clasiquillo de serie B ''La pequeña tienda de los horrores'' de Roger Corman, hecha en 1960. Aunque se utiliza la base de la historia de esa misma película, aquí lo que encontramos es un delicioso y preciosista musical, muy ameno e ideal para disfrutar en familia. Recordando, el clásico original nos contaba la historia de un chaval algo pardillo que trabajaba en una floristería y que comienza a criar una planta carnívora, a la que llama Audrey II (en honor a una compañera suya del trabajo, de la que está enamorado que se llama Audrey). Pues bien, la planta va creciendo y descubre el chico que necesita más alimento y que lo que realmente le gusta a ésta es la sangre humana, asi que el prota irá cargándose peña para tener satisfecha a la plantita que además, se convierte incluso en un atractivísimo reclamo para la tienda. 

Seymour con su amada Audrey (Ellen Greene)

Orin Scrivello (Steve Martin), el dentista sádico
Pues bien, aquí nos cuenta prácticamente lo mismo desde el punto de vista argumental, Rick Moranis es el florista pardillo de Seymour, y el cual se encargará de alimentar a la plantita de marras, la cual aquí es una cachonda dicharachera y excelente cantante. En contraposición al deprimente blanco y negro de la original, aquí la fotografía es colorista y muy alegre. El argumento va siendo amenizado por excelentes y muy rítmicas canciones, compuestas por Alan Menken (el cual se llevaría varios Oscars por sus posteriores participaciones con la Disney, véase ''La sirenita'', ''La bella y la bestia'',...), cuyo estilo se nota; en muchos de los números musicales inevitablemente estarás saltando en el asiento dejándote llevar por la melodía. Además a la peli no le falta humor negro del bueno, sobre todo cuando Seymour se ve obligado a cargarse al futuro alimento de Audrey II. 

Audrey II va creciendo

A destacar el diseño de la planta, realizada magistralmente con unos efectos especiales geniales, y también las apariciones de Steve Martin (que está soberbio en el personaje del dentista sádico, que se recupera de la versión original), de Bill Murray (haciendo un cameo como uno de los visitantes del dentista, en la original fue un personaje breve que hizo un Jack Nicholson en sus orígenes) y del fallecido John Candy (trío de cómicos popularísimos en los ochenta). Sin más ni más, estamos ante una joyita que mezcla el cine fantástico, la comedia y el musical, sacándole el mejor partido a todos ellos y componiendo una peli ideal para pasar un grato rato de entretenimiento y diversión. 

Bill Murray disfruta con las torturas bucales

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