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sábado, 26 de septiembre de 2015

Willard (2003) de Glen Morgan



El loco de Willard (Crispin Glover)
Los responsables de la sobresaliente ''Destino final'', Glen Morgan y James Wong, fueron también los de la realización de este remake de ''La revolución de las ratas'', ese clasiquillo de serie B un tanto obsoleto, al cual el paso del tiempo no trató demasiado bien. El principal atractivo del film original había sido el plantear un argumento interesante, un joven llamado Willard, retraído y un tanto ido de la olla, que comienza a tener una amistad muy especial con un puñado de ratas, las cuales acabarán obedeciendo su voluntad. Este remake trata la misma premisa y argumentalmente no se distancia ni un ápice de lo que era la historia inicial, aunque eso sí, obviamente (por el paso del tiempo) la parafernalia técnica está más currada y resulta mucho más efectiva (sobre todo teniendo en cuenta la precariedad de la versión de 1971). ¿Es mejor este remake? Para mí, sinceramente sí, como ya dije en otras ocasiones, esto es un caso poco común -pero a veces pasa-, y en esta ejemplo concreto considero (desde mi punto de vista) que el dueto Morgan y Wong, supieron tomar lo mejor de la original y darle un cierto toque de atractivo visual (lógicamente el avance de las técnicas de realización teniendo en cuenta que entre ambas se distancian treinta años, contribuyeron a ello). 
 
Willard de colegueo con las ratas

Las ratas justicieras
Si hay algo que destaco más en la peli de 1971, es la interpretación de Bruce Davison como Willard por encima de la de Crispin Glover, no porque éste lo haga mal, pero resulta más histriónico, más caricaturesco y bufonesco y por lo tanto, se le toma menos en serio. Davison transmitía más dramatismo, era más inquietante, Glover parece en ocasiones una parodia del personaje en sí y en mi opinión, es algo errático. Por supuesto, esta ''Willard'' es más amena, posee más acción, las ratas de marras se hacen más notorias y los efectos especiales aportan un toque de distinción a la hora de presenciar un espectáculo estético más atractivo (a mí especialmente me moló esa escena en la que las ratas diabólicas arrinconan a un gatete, para darle su ajusticiamiento debido). A destacar por ejemplo también la presencia de R. Lee Ermey (el cabrón sargento de ''La chaqueta metálica'') que aquí adopta el rol que Ernest Borgnine en la anterior versión, o sea, la del jefazo tirano del protagonista, al que detestaremos con facilidad y cuyo desenlace sangriento aplaudiremos con entusiasmo. 

El pobre gatete que mal lo va a pasar

En fin, que ''Willard'' no es una película sobresaliente, ni algo digno de destacar como un clásico, pero como mero entretenimiento, un producto de acabado visual potente y una puesta al día de un film viejuno y pasado de moda, creo que cumple más que de sobra en cada uno de los apartados.

Willard con su ejército de ratas

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