El prota, Paul Korner (Conrad Veidt) y su amante el joven Kurt (Fritz Schulz) |
Acontece aquí una película de gran interés histórico, más que otra cosa y es que nos encontramos ante el primer film existente en tratar el tema de la homosexualidad no sólo sin ningún tapujo ni remilgo, sino en plantearlo desde un punto de vista positivo. Resulta curioso como en la Alemania de 1919 ya se hicieron notorias múltiples cuestiones acerca de la homosexualidad que resultan a nuestros ojos de hoy en día, increíblemente modernas y transgresoras teniendo en cuenta la época de la que datan. De la realización del film se encargó Richard Oswald, con la intención de protestar contra un decreto legal que existía en Alemania que declaraba un crimen el ser homosexual, y así mismo representar que esta premisa era un disparate. Le ayudó en la realización del guión un sexólogo, el Dr. Magnus Hirschfeld (el cual tiene un pequeño papel también), quien hizo varios estudios sobre la homosexualidad y estaba por la labor de generar una visión favorable ante la opinión pública de la misma. El argumento cuenta como un violinista (interpretado por Conrad Veidt, quien al año siguiente se haría famoso gracias a su participación el ''El gabinete del Dr. Caligari''), el cual tiene una relación sentimental con un alumno más joven que él. Como es natural, llevan el asunto en secreto porque podría ser motivo de prisión si se llegase a descubrir, lo que potencia que aparezca un chantajista que le pedirá dinero al violinista a cambio de no revelar su relación prohibida.
Toda una mascarada gay |
El protagonista con el sexólogo Magnus Hirschfeld |
La película fue todo un escándalo en su estreno lo cual potenció que en 1920 se endureciese la censura en Alemania y por lo tanto ésta fuese prohibida. Después llegó el premio gordo, los nazis llegaron al poder y este film fue uno de otros tantos que por orden del régimen, figuró en una lista de obras artísticas que debían ser destruidas. Hasta la década de los setenta, ''Diferente a los demás'' se consideró perdida, hasta que se halló una copia en Ucrania, a saber cómo, logró conservarse (no en su totalidad, muchos fragmentos no habían logrado sobrevivir, de hecho en la copias que se mantienen a día de hoy, muchos de estos fragmentos perdidos han sido sustituidos por imágenes fijas, para intentar dar sentido al relato). A día de hoy no se puede negar que la peli tiene, como señalé al principio, un gran interés y se mantiene como una absoluta curiosidad, de mensaje infinitamente transgresor (una pena que casi un siglo después siga existiendo tanto cavernícola opuesto al progreso y la evolución), pero bueno la verdad es que tampoco se puede negar que es densa de ver. A pesar de sus escasos 50 minutos de duración, se hace pesada, es lenta y aburrida y claro, para el que no esté acostumbrado a visualizar cine mudo, pues la experiencia puede resultar insufrible (para mí, lo ha supuesto), aunque por temática sea meritoria hacerle una ovación.
Plantándole cara al chantajista |
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