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domingo, 6 de abril de 2014

La edad de oro (1930) de Luis Buñuel



Empezamos, como que no quiere la cosa, con un documental
sobre escorpiones (¡toma ya!)
No se le puede negar la gran valía que ha aportado ese movimiento tan particular como es el surrealismo al mundo del Arte en general, poseedor de una belleza para nada efímera y cierto atractivo. Eso sí es justo reconocer que no es atribuible (al menos desde mi punto de vista), a todas las ramas del Arte, o por lo menos para confeccionar un resultado efectivo. Es cierto que el surrealismo desprende su fuerza en el poder de las imágenes, y el cine como tal, es una herramienta muy atractiva para hacer alarde el mismo; eso sí construir un largometraje surrealista, opino que es tan ineficaz como una silla con tres patas; por muy curioso que pueda resultar por su rareza, en resumidas cuentas no cumplirá con su función fundamental; en el caso de la silla que alguien se siente y mantenga su peso sin que se desplome y en el del cine, básicamente entretener. Y eso pasa con este plomizo film realizado por el dueto Buñuel y Dalí, que venían de provocar escándalos con su obra cumbre, "Un perro andaluz", eso sí, lo que en dicha experiencia fílmica duraba 17 minutos, aquí se transforma en una letárgica horita; sí, a pesar de que dura una escasa hora; creerme, el film se hace más largo que un día sin pan. 

Buñuel era un puto sádico y le encantaba mostrar violencia contra los animales; igual él
se creía más transgresor por la búsqueda de la controversia gratuita. Aquí el hijo de puta
del protagonista le pega una patada a este pobre perrito; sin venir a cuento. La cosa no va a más,
afortunadamente, sino mi amor incondicional hacia los animales me obligaría a estar utilizando
unas palabras menos afables contra esta panda de cabrones pedantes.

Aquí el prota a punto de pegarle un patadón a lo Van Damme a este
ciego, y todavía no se había inventado el cine de Kung Fu, ¡menos mal!
Vale, está claro que posee un admirable nivel de impacto, más teniendo en cuenta el año en que se rodó. Demuestra el hecho que Buñuel y Dalí eran unos gamberros en el más amplio sentido de la palabra, además de unos grandes adelantados a su tiempo, poseyendo por ende además una soberbia imaginación para crear imágenes de lo más grotescas y shockeantes. El problema es que el atractivo de la película no va más allá del mero impacto de algunas de sus imágenes, porque como película en sí resulta tediosa, aburrida hasta el extremo e infumable. Ya lo he dicho, vendría a ser el equivalente a verse "Un perro andaluz" del tirón unas cuatro veces, vamos que no se trata de un ejercicio que una mente normal y corriente consiga aguantar fácilmente. Como obra artística surrealista tiene su atractivo, eso no se puede negar, más por su lado, como he dicho, rompedor y transgresor, méritos que nadie le puede negar. 

A saber qué le habrían hecho a la pobre vaca, para conseguir subirla a la cama

Los guarros de los protas están más salidos que el pico de una plancha
Pero desde luego no es una película para disfrutar, no tiene argumento ninguno, no es más que la sucesión de imágenes inconexas y sin sentido; bueno, habrá los típicos listillos que se expriman hasta el último jugo del cerebro para sacar una y mil conjeturas acerca de lo que los autores pretendían decirnos, como si acaso dichos argumentos no fuesen irrevocables, de hecho por el hecho de tratarse de un film surrealista, se da por sobreseído que cualquier tipo de interpretación puede ser válida, porque las múltiples lecturas de los diferentes elementos apreciables en la obra pueden perfectamente evocar distintas apreciaciones en base a los puntos de vista de sus espectadores. Pero ya se sabe, los que van de entendidos, verán más cosas que sólo ellos parecen apreciar, de ahí que queden de eso, de entendidos extremos. Yo como disto mucho de ser una persona culta y juzgo una película en base a lo que veo y lo que se me trasmite desde la pantalla, mi opinión es que estos films que no te cuentan nada, son válidos únicamente como piezas de análisis de los estudiosos de arte, pero nada más; insisto, su efectividad fundamental como pieza de entretenimiento es nula, porque básicamente se ahorran el trabajo de contar una historia coherente, que pueda ser disfrutada por el espectador mayoritario. Puede que sea una crítica muy banal, pero sinceramente es mi perspectiva, creo que toda opinión es válida mediante su justificación pertinente. 

¡Qué erotismo más sugerente! La prota lamiendo los pies de una
estatua (a saber las connotaciones que a las mentes más cultas
e ilustres les sugerirá este alarde de proeza fílmica)

Mensaje anticlerical, el prota tira a un obispo por la ventana
Eso sí. supongamos que en vez de haberla hecho Buñuel, la hubiese hecho otro con menos renombre, hoy estaría probablemente señalada como una gran rareza (incluso por un film de culto en determinadas áreas minoritarias), pero desde luego no como una obra maestra. Si no entonces por qué no son consideradas obras maestras películas como "Blood Feast" o "2000 maniacos" de H. G. Lewis, primeras películas gore de la historia, también fueron adelantadas a su tiempo, también son rarezas, también están plagadas de imágenes impactantes, pero claro no las ha hecho alguien como Buñuel, entonces son mierdas, son piezas bizarras del universo grindhouse y pequeñas basurillas de clase Z que todo crítico experimentado en la vida señalaría con vehículo de mínimo interés. En fin, yo desde luego las prefiero porque al menos tienen coherencia, y una historia (de cuestionable calidad, puede ser, pero una historia) no como este truño. Vamos, que en lo personal, no pienso verla otra nunca más, ya bastante sopor tuve que aguantar con un único visionado. Eso sí, es ideal para combatir el insomnio.

Más mensaje anticlerical, Jesucristo convertido en el anfitrión de una violenta orgía
en un epílogo, según puede leerse, inspirado en la obra del Marqués de Sade que
inspiraría a su vez, a la asquerosa "Saló o los 120 días de Sodoma" de Pasolini

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