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martes, 8 de abril de 2014

La muchacha de Londres (1929) de Alfred Hitchcock



Alice White (Anny Ondra)
"La muchacha de Londres" (conocida así en nuestro país, ya que el título original "Blackmail" vendría a significar "Chantaje") no sólo fue la primera película sonora de Alfred Hitchcock, sino que además también fue la primera película sonora británica. El film estaba predestinado, al escribirse, a ser realizado mudo íntegro (de hecho los primeros diez minutos lo son), no obstante por esa fecha, a finales de la década de los veinte, se empezaron a realizar los primeros experimentos con el sonido, después de que en América el film "El cantor de Jazz" (primera película con insertos sonoros de la Historia) hubiese sido un éxito. Así que los productores, le expusieron a Hitchcok incluir algunos fragmentos sonoros, como artimaña de enganche promocional a la hora de vender el film. No obstante, Hitchcock, que desde sus inicios siempre fue un visionario y le gustaban los retos, decidió sonorizar toda la película (exceptuando, como ya he dicho, los diez primeros minutos ya rodados sin sonido), así que modificó todo el plan de rodaje para posibilitar este hecho. Y así salió "La muchacha de Londres", un film en el que el maestro del suspense nos daba muy tempranas muestras de su cautivadora genialidad a la hora de componer excelentes tramas de intriga. 

Alice con el cerdo del pintor violador (Cyril Ritchard)

El pintor ataca a Alice
La película nos cuenta la historia de Alice White (Anny Ondra, una actriz checa que tuvo que ser doblada debido a su marcado acento), una chica que es la novia de un detective de Scotland Yard, Frank Webber (John Longden). Tras tener una pelea con él, se liga a un pintor, Tracy (Cyril Ritchard), al que acompaña a su estudio. No obstante, cuando el pintor quiere tema con ella, la chica lo rechaza. Pero el pintor la retiene e intenta violarla, por lo que ella se resistirá y en legítima defensa lo apuñalará y matará. Tras borrar las pistas que la delatan, Alice huye de lugar en estado de shock. Las circunstancias empeorarán cuando el encargado de investigar el crimen, sea su novio y que para colmo de males, aparezca un chantajista, Tracy (Donald Calthrop), un tipo miserable que presenció el asesinato a manos de la chica y amenaza con contarlo todo si no se cumplen los requisitos que le exigirá por su silencio. Con una trama muy sencilla, Hitchcock dispone de los elementos precisos para construir un film muy interesante. El maestro del suspense dirige con solvencia y sabe perfectamente hacer frente a las dificultades técnicas con las que contó a la hora de realizar el film (las cuales son bien apreciables en la calidad visual del film). 

Alice con su novio el detective Frank Webber (John Longden)

Entre en accion el chantajista (Donald Calthrop)
Sí bien es cierto que el paso del tiempo la ha lastrado mucho. A día de hoy es bastante difícil para un espectador actual, por norma general, afrontar su visionado (como el de muchas otras de dicha época), no sólo por las carencias técnicas, el ritmo un tanto pausado y la carencia casi completa de acción, sino porque múltiples aspectos de la trama se ven un tanto afectados por cierta incongruencia, sobre todo en lo referido con la primigenia investigación policial (bueno quedaba tiempo para que apareciesen los del CSI). No obstante, yo creo que todo fan de Hitchcock sabrá apreciar sus característicos logros, ya presentes en estas primitivas obras suyas. A destacar la escena del asesinato, por supuesto para nada gráfica (sino intuitiva), que nos invita a ejercer el rol de voyeurs que tanto le molaba al director, la persecución final en el Museo Británico (los momentos en los que la acción está básicamente presente) y esos sugeridos toques semi-eróticos implícitos en el argumento (véase la tirantez sexual presente en sus personajes), muy poco resultones ante ojos actuales, pero seguro que en su momento, debieron de ser la leche. Por supuesto no estamos ante una obra cumbre de Hitchcock, y desde luego tampoco ante una de uno de sus más memorables ni más recordados trabajos, pero ya lo digo, no deja de resultar por ello una pieza muy interesante y fundamental para todo aquél que logre disfrutar de verdad del gran saber hacer del genio inglés. 

Ya desde sus inicios Hitchcok dejó muy claro que le encantaba hacer cameos

*MI MOMENTO FAVORITO: la escena, para mí más tensa y mejor realizada (aunque intuimos más que vemos), es el propio asesinato del pintor por parte de Alice (Anny Ondra). 

Alice blandiendo el cuchillo del crimen

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