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Al magno imperio romano le quedan dos telediarios |
Lo primero que de
antemano canta del film es que su título supone una gran mentira.
Cuando uno lee
''La caída del imperio romano'', es lógico que
piense que va a ver una película sobra la caída del imperio romano
(valga la redundancia). Pues no, amigos. La película no seremos
testigos del hundimiento del magno imperio que durante siglos fue
prácticamente el amo del mundo, es más hasta el siglo V d. C. no
tuvo lugar este acontecimiento como tal, y la peli nos sitúa en el
período que va entre la sucesión del emperador Marco Aurelio, por
su arrogante hijo Cómodo, lo cual aconteció en el siglo II d. C.,
¡fijaos si les quedaba todavía a los romanos que seguir batallando!
Por lo tanto, el tema del título ya cabrea un poco, por su espíritu
falseador, pero bueno. El film se trata de otra producción de Samuel
Bronston, aquél que ya había hecho carrera con producciones épicas
como
''Rey de reyes'' y
''El Cid'', y que había puesto sus ojos en
nuestro país, el cual le había parecido idóneo a la hora de
ambientar sus trabajos y rodarlos (las dos nombradas de hecho, fueron
íntegramente rodadas en tierras hispanas, al igual que la que nos
ocupa).
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El emperador Marco Aurelio (Alec Guinness) |
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El valiente y comedido Timonides (James Mason) |
Repite de nuevo colaboración con el director Anthony Mann,
al que tan buenos resultados le había dado su magna
''El Cid'', y
con la idea de que el público respaldaría el proyecto en taquilla,
decidió tirar la casa por la ventana y hacer una peli épica
grandilocuente en todas dimensiones. Con el desorbitado presupuesto
de 20 millonazos de dólares, se elaboró
''La caída del imperio
romano'', un truñazo épico de tres horazas, más falso que una
moneda de 3 euros (porque los hechos narrados distan mucho de los
puramente históricos) y que encima marcó el declive del género de
cara al público. La peli fue un fracaso (le siguió otro batacazo,
el ladrillo de
''La historia más grande jamás contada'') y no sólo
puso fin a la carrera de Bronston como productor, sino que también
aportó a que las producciones épicas quedasen dadas de lado durante
un buen porrón de años (de hecho, hasta el 2000 con
''Gladiator''
no volvieron a vivir cierto esplendor) tras casi dos décadas de
triunfo en las pantallas del mundo entero.
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La hija de Marco Aurelio, Lucilla (Sophia Loren) |
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El malvado Cómodo (Christopher Plummer) |
No es de extrañar,
sinceramente, que no contase con mucho apogeo, desde mi punto de
vista estamos ante una de las pelis épicas (más concretamente sobre
la Antigua Roma) más flojas y más insípidas, de la numerosa
producción existente en este campo. Llama la atención, y todos los
que habéis visto ambos films lo habréis notado, lo mucho que la
historia de esta peli que nos ocupa sirvió de inspiración para la
realización de la ya mencionada
''Gladiator'' de Ridley Scott. Por
momentos, parece que el libreto de
''Gladiator'' supuso una
reescritura del guión de
''La caída del imperio romano''; es más,
el planteamiento inicial es casi idéntico y ni qué decir tiene, que
muy alejado de verosimilitud histórica. Después
''Gladiator'' tira
por otros derroteros y se pone a imitar a
''Espartaco'', pero no cabe
duda que esta peli fue vital para la concepción de la peli que
convirtió a Russell Crowe en el rudo figurín de moda de ese
momento. Desde el punto de vista escénico, sí de acuerdo, la peli
cumple, pero tampoco es que posea unos escenarios sublimes (y más
acorde con su presupuestazo), es más, resulta bastante escueta en
este sentido, la variedad de localizaciones no es muy abundante.
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El ''héroe'' del cotarro, Livio (Stephen Boyd, el malo de ''Ben Hur'') |
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Entre Livio y Lucilla hay rollete |
Lo
mismo se puede decir de la dirección, Anthony Mann se imita así
mismo y a otros, exponiendo planos y escenas calcadas de otros films
(véase
''El Cid'' o
''Ben Hur'', haciendo una desangelada imitación
de la carrera de cuádrigas), por lo tanto la peli no posee la fuerza
de otras del estilo claramente superiores. Así mismo, el argumento
peca de una lentitud exacerbada, el abuso por ejemplo de escenas
románticas, en pro de concederle minutos de aparición a la estrella
más cotizada del reparto, Sophia Loren, se vuelve extremadamente
cansino. Hablando de la Loren, se puede comprobar como la actriz se
limita a hacer una imitación exacta de su Jimena de
''El Cid'', su
personaje de Lucilla es un calco de éste, hasta en los modelitos con
los que posa la italiana, parecen los mismos. Por otro lado su compi,
Stephen Boyd (quien fuese el malo malísimo de
''Ben Hur''), no me
pega nada en el papel que le toca defender aquí de ''héroe''
romanticón, resulta frío y sus escenas con la Loren no transmiten
compenetración entre ambos.
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Cómodo se convierte en un auténtico tirano |
En el reparto, en sí, creo que los más
destacados con Alec Guinness, James Mason y sobre todo, Christopher
Plummer que está soberbio como el malvado Cómodo (en ''Gladiator''
dicho rol lo defendió a la perfección Joaquin Phoenix). En
resumidas cuentas, me da la sensación de que ''La caída del imperio
romano'' fue la producción épica parásita que se lucró de todas
las ''sobras'' más que requete explotadas del género, y que su
aparición fue necesaria para marcar un parón en la tan cansina
elaboración de pelis de este estilo. Exclusivamente apta para los
muy admiradores de los films épicos, a los que podrá llegarles a
gustar a grandes rasgos.
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El bueno contra el malo (combate final que claramente inspiró a ''Gladiator'') |
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