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Las dos pobres muchachas a las que les espera un terrible calvario |
Durante la década de los setenta
abundaron las
exploitations que trataban el tema de
violación-venganza puesto de moda gracias al éxito de
''La última casa a la izquierda'' en 1972. A partir de ese instante, muchos
fueron los que se apuntaron al carro a la hora de realizar
violentísimos films adaptándose al esquema expuesto en la peli de
Wes Craven.
''Violación en el último tren de la noche'' es ni más
ni menos que un calco exacto de la propia
''La última casa a la
izquierda'', aunque varía ciertos componentes. Dirige el italiano
Aldo Lado (autor de
giallos como
''La corta noche de las muñecas de cristal'' y
''¿Quién la ha visto morir?'') y como ya he dicho nos
cuenta exactamente la misma historia que el film anteriormente
mencionado, dos chicas se ven presas de unos delincuentes que las
someten a todo tipo de vejaciones, las violan y por último son
causantes de su desgraciada muerte,
a posteriori estos criminales
acabarán siendo pasto de la venganza sangrienta de uno de los padres
de las chicas asesinadas; punto pelota, no hay ni más ni menos.
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Los tres criminales cabrones |
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A bordo del tren infernal |
El
único aspecto que cambia es la localización de la acción, que en
este caso se desarrolla (casi por completo) a bordo de un tren (que
viaja casi vacío) entre Alemania e Italia y donde las dos muchachas
tendrán el infortunio de coincidir con los villanos de turno, un par
de quinquis drogatas asquerosos (uno de ellos es Flavio Bucci, el
ciego devorado por su perro en
''Suspiria'') y una puta ricachona de
mierda, que se delatará como una guarra viciosa y perturbada -hábil
crítica hacia la clase más pudiente- (interpretada por Macha Méril,
la vidente que recibe una sangrienta muerte en
''Rojo oscuro''). La
peli es perturbadora y violenta, de eso no cabe duda, pero debo decir
que no me gustó lo más mínimo y en comparación con la ópera
prima de Wes Craven, se queda muy por debajo de la capacidad de
impacto de la misma (a pesar de que técnicamente esté más
profesionalmente realizada). El porqué es muy simple y para ello
pues no me queda otra que destripar ciertos aspectos del argumento
que, en lo personal, me defraudaron un montón.
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La situación se va poniendo cada vez más tensa |
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Hay que ser sádicos |
Resulta que durante
la venganza final, el padre de una de las muchachas asesinadas (muy
gratamente interpretado por Enrico María Salerno), se ensaña con
los dos quinquis y muy efectivamente les produce la cruenta muerte
que se merecen y que todos los espectadores estamos esperando, sin
embargo, a la guarra ricachona (que encima fue la que potenció el
ataque violento contra las dos muchachas, incitando a los otros dos
cabrones a que las vejaran más y más si cabía) se escapa de
rositas. El papi furioso pasa de ella y la muy cabrona sale inmune
del escarmiento que venía pidiendo a gritos. Algo imperdonable en
una cinta de estas condiciones en la que la gentuza vil y miserable
acaba recibiendo su atroz San Martín. No acaban aquí las cagadas
argumentales, resulta que durante el trayecto en el tren donde las
dos chavalinas son torturadas y sometidas a todo tipo de infame acto,
se une al tormento otro pasajero (aparte de los quinquis y la
ricachona), un viejo pervertido que incluso llega a violar a una de
las muchachas.
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Intentando escapar de la muerte |
Pues bien, este viejales repugnante participa en el
acto y luego también se escaquea como que no quiere la cosa, sin
llegar a pagarlo como vendría a ser debido. Por estos detalles, creo
necesario decir que como exploitation setentera de esta temática
concreta, es ineficaz a la hora de dejar satisfechos a los amantes de
dicho subgénero. En lo personal me pareció extremadamente floja en
su resolución final, como ya he dicho, algo que me parece
imperdonable y que podría haberse solucionado de otra manera que no
hubiese supuesto un desenlace tan lamentable. En resumidas cuentas,
creo que es una cagada total y absoluta, sinceramente no la veo
merecedora de ser recomendada, ''La última casa a la izquierda'' le
da cien mil vueltas.
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Es hora de la venganza |
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