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viernes, 8 de mayo de 2015

El beso del vampiro (1963) de Don Sharp


 
El viaje de novios de esta parejita no va a ser muy agradable
''El beso del vampiro'' es una de las pelis sobre vampiros (como bien indica su título) más desconocidas, injustamente en mi opinión, de la productora británica Hammer. La compañía había cosechado un éxito apoteósico con ''Drácula'' en 1958 y con la secuela de ésta ''Las novias de Drácula'' en 1960 (film en el que no aparece el conde transivalno, pero al que se hace alusión y en el que sí intervino su más acérrimo enemigo, el mata-vampiros Van Helsing). Inicialmente, ''El beso del vampiro'' se planteó como una nueva secuela, la cual planteaba la resurrección de Drácula y por consiguiente la vuelta de Christopher Lee como figura protagonista. Sin embargo Lee se negó a realizarla (no sería hasta tres años después cuando retomaría su más famoso rol en ''Drácula, príncipe de las tinieblas'') y por lo tanto se tomó la decisión de convertir el film en una peli independiente que nada tuviera que ver con la particular saga hammeriana sobre Drácula. 

Nuestro anfitrión vampiro, el Dr. Ravna (Noel Willman)

La atemorizante residencia de Ravna
La peli tuvo bastantes contratiempos, uno de los más notorios fue el hecho de que Terence Fisher (director estrella de la mayoría de films más memorables de la Hammer) no pudiese hacerse cargo de la realización de la misma, y se tuviese que echar mano del australiano Don Sharp (quien sería posteriormente de dirigir otra joyita de la productora, ''Rasputín''). ''El beso del vampiro'' la verdad me pareció una película verdaderamente buena, nada desmerecedora de ser considerada todo un clásico de la Hammer, pues tanto la parte escénica y artística me parece soberbia (a la altura de los films más majestuosos de la productora), como su historia y guión creo que aportan detalles muy interesantes, novedosos e incluso atrevidos para su época. La peli parte arranca como si nos encontrásemos ante una historia de suspense al estilo Hitchcock, es más las referencias concretas a ''Alarma en el expreso'' del maestro inglés, son más que evidentes. Una pareja de recién casados de viaje visita una localidad alemana, a principios del siglo XX. 

Zimmer (Clifford Evans), el mata-vampiros

El baile de los vampiros
Tras un contacto con un noble de la zona, la mujer desaparece sin dejar rastro y cuando el marido la busca, todo el mundo niega conocer su existencia. Será cuando tras indagar lo suyo, el desesperado esposo descubra que el noble que conocieron, llamado Ravna (el nombrecito ya da mala espina), se encuentra tras el secuestro de su mujer y no sólo esto, es el líder de una secta de vampiros y su mujercita es la elegida para convertirse en la nueva adquisición del diabólico clan. El clímax final, es memorable, desarrollado durante un perturbador baile de máscaras en el castillo del propio Ravna (escena que con toda seguridad inspiró a Roman Polanski para su posterior ''El baile de los vampiros''). Con la intervención de un mata-vampiros, al estilo Van Helsing, el final con mortífera bandada de murciélagos incluida, volverá a dejar al descubierto un claro homenaje a Hitchcock, en esta ocasión a ''Los pájaros''. En resumidas cuentas, ''El beso del vampiro'' me parece una película que aporta un tono muy especial al tema del vampirismo en el cine, presenta detalles muy interesantes y cuenta con todos los méritos necesarios para poder considerarla un clásico a tener muy en cuenta. Una joyita de la Hammer desgraciadamente, bastante desconocida.

Aquí hay sed de sangre

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