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Un asesino anda suelto por Nueva York |
Lucio Fulci se convirtió en todo un
experto en eso de incluir mala baba y violencia por un tuvo en sus
películas y aquí, nuevamente, lo volvió a corroborar. ''El
destripador de Nueva York'' se coronó como otro de esos films
bestiajos víctima de todo tipo de censuras por su contenido
políticamente incorrecto y pasado de rosca. La historia sigue un
tanto la estela impuesta por el giallo italiano, pero con toques del
cine policíaco, muy al rollo americano, es más la estética se
asemeja mucho a las típicas series norteamericanas de los setenta,
la ambientación y los looks van en ese estilo. Tenemos a un
peligrosísimo y brutal psicópata que se va despachando con una
serie de mujeres, como bien indica el título, en la ciudad de Nueva
York. El criminal les procesa unas horripilantes muertes,
destripamientos y mutilaciones varias, dejando muy claro su odio
visceral contra el género femenino. Lo único que tienen en común
las víctimas es que todas son, objetivamente, mujeres bonitas y de
muy buen ver, razón que por lo que se ve, molesta mucho a este
psicópata.
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Los responsables de la investigación (Jack Hedley y Paolo Malco) |
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Zora Kerova protagonizando un show erótico |
El tipo no contento con eso, después llama al poli que
investiga el caso, un tipo cascadete de edad un tanto avanzada (Jack
Hedley), ante el que se pavoneará regodeándose de sus actos, encima
distorsionando la voz de tal manera que su habla se asemeja a la de
un pato. El grueso de la trama es la mecánica investigación
policial llevada a cabo para averiguar quién es el asesino,
mezclándose ésta con subtramas secundarias que efectúan su labor
de otorgar pistas falsas (aunque hay que decirlo, no juega
excesivamente bien sus cartas la historia a la hora de encubrir la
identidad del asesino). La película, aparte de la violencia
explícita, también hace gala de escenas de erotismo bastante
gráficas, en concreto aquéllas en las que cierto personaje femenino
(interpretado por una desinhibida Alexandra Delli Colli), una
ninfómana a la que le van los jueguecitos sexuales un tanto
morbosos, hace su aparición en pantalla.
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Iluminación a lo Dario Argento |
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No hay escapatoria del destripador |
En lo personal, y a pesar
de sus defectillos (la trama se vuelve un poco monótona en
ocasiones), me parece una película memorable dentro de la
filmografía de Lucio Fulci, todo un ejemplo claro de su desparrame
visceral y su estilo claro y sin medias tintas. La peli, de manera
justa, ha cosechado su cierto culto y a día de hoy sigue
manteniéndose en la memoria colectiva como una de esas piezas
grindhouse excesivas y no aptas para todos los gustos. A mí me gustó
mucho, ese desparrame de sangre, ese impecable estilo fílmico
característico de su director (incluso en determinada escena le
rinde un claro homenaje estético a Dario Argento), y esa violencia
exagerada e incluso ''artística'' (el asesinato de la cuchilla de
afeitar y el ojo es a la vez perturbador y visualmente impecable), me
parecen motivos dignos de admiración. Desde mi punto de vista es un
clásico imprescindible y con dos cojones (de ésos que tanto
escasean en el cine actual, no hay más que echarle un vistazo al final, ¡todo un desolador puñetazo en la mandíbula!
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La escena más fuerte de la película, un ojo siendo seccionado por una cuchilla de afeitar |
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