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La actriz Samantha Sherwood (Samantha
Eggar) internada en un manicomio |
Como ya he dicho en incontables ocasiones, soy un gran fan del slasher y sobre todo del slasher de los ochenta, su absoluta época de esplendor, así que me esperaba algo más de este discreto film canadiense, el cual cuenta con algunos adeptos. Tal vez precisamente por haber puesto altas expectativas en él, me defraudó enormemente. La historia a priori pinta bien, ofrece una trama interesante y un inicio prometedor, pero todo es pura fachada. Tenemos a un director (John Vernon), al que no le ocurre mejor forma de encontrar una actriz para ser la protagonista de una película, que hacer un casting, metiendo a seis candidatas al papel, un fin de semana entero con él, en una enorme casona aislada. Supuestamente, cada una de ellas hará un audición para meterse en la piel de Audra, una brutal asesina deforme, que decapita a diestro y siniestro con una hoz, aunque el director lo que realmente quiere, es pasárselas por el churro, no sabe nada el tío. La cosa se complicará con la aparición de una veterana actriz (Samantha Eggar), a la que el director había prometido el papel, y traicionó haciendo que fuese internada en un manicomio. La tía viene con unas malas pulgas de aúpa, pero ¿tendrá tantas como para comenzar a eliminar sangrientamente a sus competidoras?
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La asesina, Audra |
Lo que aquí tenemos es una extraña mezcla entre thriller y slasher, decantándose más por la primera opción (aunque tome elementos de la segunda, como el killer de turno y sus correspondientes asesinatos). Pero a pesar de que poseía elementos a su favor para haberse convertido en algo similar a un clásico nostálgico, el resultado acaba siendo muy pero que muy flojo y nada atractivo. Lo primero que joroba la película es la enorme torpeza técnica que presenta (no hay más que ver cómo asoman constantemente los micrófonos en los encuadres pareciendo éstos, personajes de la propia película), con una dirección muy televisiva y muy poco profesional (ya lo he dicho, lo de los micrófonos es imperdonable, vamos).
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Los micrófonos tienen tanta presencia en el film... |
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...que parecen un personaje más del mismo |
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¡Audra ataca! |
Lo segundo; las muertes son enormemente descafeinadas. Era 1983, no me extraña que este slasher haya pasado desapercibido con el tiempo y casi nadie lo recuerde, ya que no se molestaron en ofrecer ni una sola imagen para el recuerdo que impactase o llamase la atención, como sí hicieron por ese entonces otros slashers superiores (con escenas de muertes curradas y buenos maquillajes). Lo tercero es que la trama es muy aburrida, no engancha, no interesa, no crea suspense y si a eso lo sumas todo lo anterior te queda un film descafeinado, cutre y que encima ni entretiene. La suma de todo te da un film que prometía pero que en resumidas cuentas no vale para nada. Mencionar un punto positivo que es el aspecto de la "asesina" (bastante amenazador), lástima que no se lo hubiesen currado un poquito más, porque tenían material de sobra para haber hecho un gran slasher, por lo menos tan competente como otros que se hicieron en los ochenta.
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Sorpresita en el inodoro |
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