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miércoles, 18 de diciembre de 2013

De ilusión también se vive (1947) de George Seaton



Doris Walker (Maureen O'Hara) y su
escéptica hija Susan (Natalie Wood)
Retomando el especial navideño, aquí traigo otro clásico nostálgico imprescindible en estas fechas. "De ilusión también se vive" (así se le colocó el título en España), es un film que pretende, por encima de todo, mantener vivo nuestro espíritu navideño, a modo de un mensaje muy positivista y moralizador (al estilo de "¡Qué bello es vivir!''). La película nos cuenta la historia de una importante ejecutiva, Doris Walker (Maureen O'Hara), de unos ostentosos almacenes de Nueva York, llamados Macy. Se acerca la Navidad y se verán obligados a sustituir al tipo que siempre hace de Santa Claus (ya sabéis para que los niños se le suban encima y le pidan los regalos que desean) debido a una indisposición de éste, por otro señor muy amable y entrañable, llamado Kris Kringle (Edmund Gwenn). Pero este señor es algo más que un simple tipo que se enfunda dentro de un traje rojo, una barba postiza y un relleno falso. Este señor afirma ser el auténtico Santa Claus, y así se lo hará creer a infinidad de niños, a los que reavivará su espíritu navideño, entre ellos a al escéptica hija de Doris, Susan (una pequeñaja Natalie Wood). Obviamente, esta situación dará lugar a problemas. La propia Doris comienza a dudar de las buenas intenciones de este señor y comienza a verlo como un chiflado; incluso potencia el hecho de que lo internen y todo. Las empresas competidoras también se agarrarán a esta compleja situación para desprestigiar a los almacenes Macy, vamos que se montará un follón de la virgen. No obstante, al final el agradable anciano dará una lección a más de uno, ya que por su bondad y generosidad, conseguirá transmitir un mensaje más que positivo a muchos más de los que cabría esperar. 

El señor Kris Kringle (Edmund Gwenn) haciendo de Santa Claus,
o ¿es que acaso es el verdadero Santa Claus?

La pequeña Susan cree que Kringle
es el verdadero Santa Claus
"De ilusión también se vive" es como ya he dicho, un entrañable clásico lleno de buenas intenciones. Sí es cierto que, en lo personal, no es una película que me haya encantado, también porque quizás, no la he visto en una edad más cercana a la infancia y por lo tanto no caló tanto en mí, dicho mensaje, como lo habría hecho si la hubiese descubierto siendo más chiquitajo. Pero lo cierto es que es un film bastante ameno y que se deja ver con facilidad. Fue incluso candidato a varios premios Oscar y se le otorgó dicho premio al señor Edmund Gwenn, por su interpretación del ancianete que dice ser el auténtico Santa Claus; la verdad es que el hombre consigue una interpretación la mar de tierna y es uno de los mayores aciertos de la cinta. El resto de los aspectos, tanto técnicos como argumentales, me parecen funcionales, ni dignos de glorificar como magníficos y supremos dentro del arte cinematográfico, ni por supuesto merecedores de ningún tipo de desprestigio. A destacar la intervención de una infante Natalie Wood, siendo éste una de las primeras apariciones en el cine de la futura malograda actriz. En fin, sin más ni más, es una película bonita idónea para disfrutar en Navidad y para que, sobre todo, nos dejemos contagiar por su espíritu y mensaje vitalista. Decir que además, contó con un remake en 1994, titulado en España "Milagro en la ciudad", protagonizado por Richard Attenborough (el vejete de "Parque Jurásico") y la pequeña Mara Wilson (la eterna "Matilda").

A la justicia le tocará decidir si este señor es Santa Claus o no

*MI MOMENTO FAVORITO: aquél en el que en el juicio se acaba reconociendo a Kris Kringle (Edmund Gwenn) la personalidad del único y verdadero Santa Claus. 

Un porrón de cartas dirigidas a Santa Claus

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