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viernes, 11 de octubre de 2013

Alma en suplicio (1945) de Michael Curtiz



Mildred Pierce (Joan Crawford) confensando un asesinato
Un maravilloso melodrama, con tintes de cine negro, dirigido por Michael Curtiz, quien dos años antes había alcanzado la cumbre gracias a "Casablanca" y protagonizado por una de las más grandes del Hollywood de aquella época, Joan Crawford. Este film supuso la primera participación de la Crawford, con la productora Warner, tras la patada que le propinó la magnánima Metro Goldwyn Mayer al rescindir su contrato. No obstante, la venganza de la Crawford no pudo ser mejor, ya que "Alma en suplicio" no sólo fue un gran éxito, sino que le proporcionó merecidamente el Oscar a la mejor actriz, por su desgarradora interpretación de una sufrida madre capaz de todo por la felicidad de su hijita, que es una ricura, vamos (por supuesto, lo digo en plan sarcástico). 

Mildred con sus hijas, Kay (Jo Ann Marlowe) y Veda (Ann Blyth)

Mildred se mata a trabajar para sus hijas
La película arranca siguiento el típico esquema de los films de cine negro, con la protagonista Mildred Pierce (Joan Crawford) acudiendo a la policía para confesar el asesinato de su segundo marido, Monte Beragon (Zachary Scott). El comisario la comenzará a interrogar y ella le contará su desgraciada historia, así que seremos testigo de un flashback donde iremos viendo los episodios de su vida que la hicieron desembocar en esa trágica circunstancia. El testimonio de Mildred nos irá desvelando como, tras el fracaso de su primer matrimonio, ella se vio obligada a encargarse de sus dos hijas, la pequeña Kay (Jo Ann Marlowe), y la adolescente rebelde Veda (Ann Blyth), la cual es la niñita de sus ojos. Nos irá contando cómo la mujer se deslomó trabajando de camarera, hasta tener la suerte de acabar convirtiéndose en una adinerada empresaria del negocio de los restaurantes. Mildred entonces convierte a Veda en una niñita consentida que irá creciendo hasta volverse una mujer sin escrúpulos, ambiciosa y manipuladora. En resumidas cuentas la niñita es más mala que el veneno y llevará a su madre por el camino de la amargura. Todo se complicará cuando Mildred se case con su segundo esposo, aquél a quien desde el principio sabemos que asesinará, pero ¿qué entresijos oculta la historia hasta el desencadenante de tal tragedia? Os puedo decir que la odiosa Veda tiene mucho que ver. 

Mildred tonteando con el que será su segundo marido, Monte Beragon (Zachary Scott)

Mildred con su socia y apoyo moral, Ida (Eve Arden)
Para mí "Alma en suplicio" es otra prodigiosa obra maestra del período dorado de Hollywood, a la altura del anterior y mucho más famoso film de Curtiz, "Casablanca". Es un film extraordinario, en el que el drama y la intriga se dan la mano a la perfección. Como era natural en estas producciónes, todos los apartados técnicos, como la banda sonora (del grandioso Max Steiner), como la dirección y las interpretaciones, son apoteósicos. En este último apartado, por supuesto, destaca Joan Crawford, que como ya he dicho fue galardonada con el Oscar a la mejor actriz, aunque hay que destacar unos secundarios de altura, en especial Ann Blyth, quien interpreta a la némesis del pesonaje de la Crawford, su propia hija, a quien con toda seguridad acabe odiando el 99'9% de aquellas personas que visionen la película. Es una prodigiosa obra maestra del cine clásico, una joya imprescindible, que atrapa, que entretiene y que emociona, sobre todo será una película muy sufrida por toda aquella mujer que sea madre, la cual sin duda podrá perfectamente posicionarse en el punto de vista del personaje de Mildred y sufrir con carantías todos lo quebraderos de cabeza de los que irán siendo testigos durante el desarrollo de la trama. Maravillosa y absolutamente imprescindible. 

Mildred descubrirá que su marido le es infiel nada más y nada menos, que
con su propia hija. Vamos, lo que podría llamarse el síndrome de Woody Allen

*MI MOMENTO FAVORITO: uno en el que harta de los maltratos psicológicos de su hija Veda (Ann Blyth), Mildred (Joan Crawford) acabará plantándole cara y echándola a la puta calle.

Mildred dándose cuenta de que su hija es un bicho asqueroso

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