|
Los diez negritos (o indiecitos) |
Una muy entretenida película de misterio y crimen que supuso la primera adaptación cinematográfica de una famosísima novela de la escritora Agatha Christie. La creación del relato en sí tiene su historia. Christie escribió la novela en 1939 y su inspiración fue una canción inglesa, curiosamente infantil (a pesar de lo macabro de sus letras). La canción inicialmente se titulaba "Ten little niggers" (diez negritos), posteriormente se modificó la letra por "Ten little indians" (diez indiecitos) y por lo visto, aunque ya no tengo mucha constancia de ello, acabó sufriendo otra modificación por "Ten little soldiers" (diez soldaditos), debido a su contenido algo racista. La canción dice así (al menos tal como la cantan en la película):
“Diez indiecitos salieron a cenar, uno se ahogó y quedaron nueve
Nueve indiecitos trasnocharon mucho, uno se quedó dormido y quedaron ocho
Ocho indiecitos viajaron por Devon, uno se escapó y quedaron siete
Siete indiecitos cortaron leña, uno se cortó en dos mitades y quedaron seis
Seis indiecitos jugaron con una colmena, una abeja picó a uno y quedaron cinco
Cinco indiecitos se toparon con la ley, uno se metió en apuros y quedaron cuatro
Cuatro indiecitos fueron al mar, un arenque rojo se tragó a uno y quedaron tres
Tres indiecitos paseaban por el zoo, un oso mató a uno y quedaron dos
Dos indiecitos se sentaron al sol, uno de ellos se insoló y sólo uno quedó
Un indiecito sólo se quedó, se ahorcó y entonces no quedó ninguno”
|
Invitados para morir |
|
Emily Brent (Judith Anderson) |
Como ya he dicho, la mente de la reina del suspense empezó a cabilar una historia en función a la letra de dicha cancioncilla y se le ocurrió la aquí presente. La trama (tanto de la novela como de la película), nos presenta a un grupo de personas (diez concretamente), se ven atrapados en una casona aislada en una isla apartada de la civilización. Estas personas serán víctimas de un juego muy macabro, desempeñado por el afitrión que los ha llevado hasta allí. Resulta que cada una de ellas, ha sido culpable de un crimen, y su destino es pagar por ello. Así que, un misterioso personaje les irá dando muerte basándose en cada uno de los renglones que componen la estrofa de la canción. Con esta premisa la señorita Christie aportó un relato lleno de suspense y de tensión, que visto lo visto no ha sido debidamente reflejado en esta ambientación. A ver, para mí es imposible hacer una comparación entre el texto y la película, puesto que no he leído la historia original, pero en base a comentarios sobre él y conociendo otros trabajos de la escritora, no me cabe duda de que el relato era sólido y serio. En cambio en esta adaptación tiraron más por el tono de comedia, quizás para suavizar la historia, a priori demasiado violenta para los espectadores de la época.
|
Después de cada muerte desaparece una figura |
|
El Dr. Armstrong (Walter Huston) |
En sí, la película a mí me gustó. Su principal punto a favor es que es entretenida y que además tiene buenos actores, a destacar la presencia del oscarizado Barry Fitzgerald, Walter Huston (padre del director John Huston) o la de Judith Anderson (la malvada ama de llaves de
"Rebeca" de Hitchcock). Aunque sí es cierto que me da la sensación de que carece de la tensión que debería de haber tenido, en función de la historia que presenta. La puesta en escena, no es nada tenebrosa, y supongo que le habría venido muchísimo mejor, en cuanto a ambientación se refiere, que hubiese sido algo más siniestra. Pero bueno, como ya he dicho el film tira un poco por la comedia negra y en ese aspecto me parece que el experimento es bastante satisfactorio, puesto que posee algún momento muy aceptable. Por lo que he podido indagar, el film es bastante fiel al relato de Agatha Christie, exceptuando el final. Teniendo en cuenta que la novela de la señorita Christie (el inicial
"Ten little indians") fue cambiado en su publicación por
"And then there were none" ("Y entonces no quedó ninguno"), un error garrafal en mi opinión, porque ya da a entender que todos los personajes acaban fiambres (hablo del texto), pues es uno se da cuenta viendo el final de esta película, sin haber leido el libro, de que no es fiel a la novela. En cierto sentido era lógico, teniendo en cuenta el Hollywood de aquella época, quizás resultase extremadamente brusco exponer que todo quisqui muriese, así que en ese afán de edulcoramiento, lo modificaron para que sobreviviese una parejita protagonista. Bueno, son cosas de la época que han de ser entendibles, de todas formas hay que tener en cuenta que eran clichés para contentar al público y no dejarlo demasiado lastrado.
|
Un muerto en la playa |
Lo que sí me parece de idiotas, es haberle colocado como título original
"Y entonces no quedó ninguno", cuando es incierto y no haberle puesto
"Ten little indians", el cual es más conocido y como se llamaron posteriores versiones cinematográficas del relato. Como también me parece de idiotas colocarle el título en español de
"Diez negritos" cuando en la historia al hacer referencia a la canción se habla de
"Diez indiecitos". Pero bueno, el tema de las traducciones es algo verdaderamente incomprensible. En resumidas cuentas, un pequeño clásico de comedia negra y misterio, nada especial, nada maravilloso, pero que cumple con la función de entretener; es bastante ameno.
|
El juez Quinncannon (Barry Fitzgerald) |
*MI MOMENTO FAVORITO: cuando se desvela la identidad del asesino del cotarro, antes de que la sentencia del último negrito, según la canción, se cumpla.
|
El último negrito se colgó |
No hay comentarios:
Publicar un comentario